miércoles, 9 de agosto de 2017

Actitud que asume Bartimeo frente a los que están a su alrededor (Marcos, 10, 46-52)

                         ❤. ː̗̀†ː̖́ .
 Un saludo especial para ti. Gracias por estar ahí, gracias por aceptar esta invitación.
Vamos a comenzar este día alabando y bendiciendo al Señor, vamos a comenzar este día diciéndole al Señor que nos ayude, que nos bendiga:

. ː̗̀†ː̖́ .Señor mío y Dios mío, hoy cuando despunta el sol y brilla para todos, quiero darte las gracias por dotarme de capacidades y habilidades que me permiten salir adelante de todas esas batallas que tengo en la vida. Tú me das fuerza, me das inteligencia, me das ánimo para vencerlas. Yo se que Tú peleas a mi favor, se que siempre estás conmigo y que Tú me acompañas para que yo no desfallezca. Señor, hoy clamo Tu presencia en mi vida para que nunca olvide que así como tengo que emprender cada uno de mis proyectos con actitud de lucha, debo también amarte y entregarme plenamente a Ti. Gracias mi Señor. Amén, amén y amén.

Hoy quiero volver sobre un texto que a mi particularmente me gusta mucho. Ustedes me han escuchado hablar mucho de Bartimeo, una y otra vez me han escuchado hablar a mí de Bartimeo, en el capítulo diez, versículo cuarenta y seis al cincuenta y dos (Marcos 10, 46-52). Saben que me gusta tanto Bartimeo que de hecho la comunidad de vida que tenemos acá con jóvenes, se llama Bartimeo y además saben ustedes que las escuelas de formación, la escuela de formación de predicadores, la escuela de formación de músicos se llama Bartimeo, ustedes lo saben ¿verdad? Y eso me emociona y eso me agrada porque encuentro en ese relato una escuela de aprendizaje, una escuela de formación, una escuela que me hace cada día ser mejor discípulo, que me ayuda a ser cada día uno que ama más al Señor.
Y me encanta del relato de Bartimeo la actitud que Bartimeo asume ante aquellos que están alrededor. Ustedes recuerdan que en el relato hay dos momentos, uno cuando ante la llamada de Jesús, o mejor, ante el grito que Bartimeo hace a Jesús “Jesús, hijo de David, ten compasión de mi” Ante ese grito, ustedes recuerdan que alrededor, seguro, gente que venía con Jesús, manda a callar a Bartimeo, lo manda a callar. Y después que Jesús llama a Bartimeo, cuando dice “Tráiganlo, llámenlo” otros lo animan y le dicen “Hey, te llama, te llama el Maestro, ve donde Él” Y esto me gusta porque ese tipo de personas existen todavía hoy. Nosotros nos encontramos con personas que buscan obstaculizar nuestro encuentro con Él. Nosotros nos encontramos con personas que buscan hacer difíciles nuestro encuentro con Jesús, todos los días. Hay gente que nos manda a callar, hay gente que nos dice “o, no se acerquen a Dios.” Hay gente que busca la manera hasta con buenas intenciones de que nosotros no nos encontremos con Él. Y hay gente que nos anima, hay gente que nos dice “pilas, te está llamando”, hay gente que nos dice “pilas el Maestro quiere encontrarse contigo.”
¿Qué hace Bartimeo frente a uno y frente a otro? Porque eso que hace Bartimeo frente a unos y frente a otros es lo que tú y yo tendríamos que hacer. A los primeros no les pone atención. El texto dice que mientras lo mandaban a callar, más fuerte él gritaba, es decir, no les pone atención, no los tiene en cuenta. Maravilloso, no los tiene en cuenta. Yo creo que eso es mágico para nosotros, porque claro que hay gente que critica, claro que hay gente que pone obstáculos, claro que hay gente especialista en hacer difíciles las cosas, dentro de la iglesia, fuera de la iglesia, algunos con rosario en mano, algunos con biblia en mano, buscan que la gente no se acerque a Dios y ponen talanqueras y obstáculos, y barreras, y tu a esos no les pongas atención como Bartimeo. El texto dice y gritó más fuerte. Mario, no tuvo en cuenta lo que ellos decían, no tuvo en cuenta que ellos lo mandaran a callar, a él le valió ¡tú sabes! Porque él sabía que ahí estaba la oportunidad de recuperar la vista, porque él sabía que ahí estaba la oportunidad de volver a ver, porque él sabía que ahí estaba la oportunidad de vivirá plenitud.
Pero segundo, a los que lo animaron, a los que le dijeron “Barti, el Maestro te llama, pilas, que te llama el Maestro” a esos les hace caso.
 Ojalá nosotros hoy seamos así.
Estoy pensando en los jóvenes por ejemplo Mario, estoy pensando en los adolescentes que a los papás no les paran bolas y a los amigos que quieren dañarlos que quieren llevarlos por el camino de la perdición, si le ponen atención. ¡Cuidado, cuidado! Hay que saber a quién escucho, hay que saber por qué escucho al otro, hay que saber qué está diciendo, para dónde me lleva lo que está diciendo, eso es fundamental. Bartimeo nos da la claridad, Bartimeo escucha a aquellos que lo animan a encontrase con Jesús, a aquellos que lo animan a ir donde Jesús. Bartimeo no escucha a los que quieren apartarlo del camino que conduce a su sanación. Para eso hay que tener criterio para eso hay que tener carácter y hay algunos a los que escucho y hay algunos a los que definitivamente no escucho. Es así la vida, a algunos los escucho y les pongo atención, y a otros definitivamente no les escucho porque no hay nada en sus palabras, que me aporte.
De todas maneras hay otra reflexión que hacer y es Mario ¿Seré yo de un grupo o de otro? ¿De qué grupo soy? ¿De los que anima para que la gente se encuentre con Jesús? o ¿De los que ponen obstáculos para que la gente no se encuentre con Jesús?
¿Cuántos obispos, cuántos presbíteros, cuántos diáconos, cuántos seminaristas, cuántos pastores, cuántos coordinadores podemos ser obstáculo para que la gente se encuentre con Jesús?
Ojalá hoy revisemos la vida, ojalá hoy interioricemos y hoy nos preguntemos ¿Cuál es nuestra función? ¿Cuál es nuestro rol? ¿Estamos realmente ayudando a que la gente se encuentre con el Maestro o cómo estamos viviendo? Esto es fundamental para poder salir adelante y para poder ser felices.
Si por un lado está la actitud de Bartimeo que sabe a quién escucha y a quién no escucha, por otro está la actitud de aquellos que ponen obstáculos para que las personas no se encuentren con Jesús y los que animan a que la gente se encuentre con Jesús.
Pero hay una pregunta más que me hago, seguramente esos que obstaculizan el encuentro con Jesús no lo hacen con malas intenciones. Yo no creo Mario que ellos le dijeron cállate por grosero, le dijeron cállate porque no querían que molestara al Maestro, le dijeron cállate porque creían que estaba siendo impertinente con el Maestro. Hay que revisar porque a veces con buenas, a veces con las mejores intenciones, terminamos nosotros dañando la relación de otros con Dios.
A mí me duele, seguramente yo algunas veces habré sido de ese grupo, de los que no dejan que la gente se encuentre con Jesús. Seguramente algunas veces yo con mis comportamientos, con mis palabras, con mis errores, con mus equivocaciones, con mis pecados habré hecho eso, y hoy pido perdón e intento cambiar e intento cada día ser mejor. Es importante eso, ser consciente de los pecados, yo estoy consciente de mis pecados. No se escandalicen de mis pecados. Padre usted tiene un temperamento fuerte a veces, sí; padre a veces, sí; padre, también y pido perdón, todos los días me esfuerzo por ser mejor, por ser una mejor persona y un mejor creyente, es al fin y al cabo lo que necesitamos para ser felices.
Pbro. Alberto Linero Gómez.  (Agosto 09- 2017)
                         ❤. ː̗̀†ː̖́ .
Para ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
🎵Felizdía🎵 El amor del Padre por nosotros es incalculable como así sus bendiciones, sólo tenemos que abrir el corazón para notarlo.☺

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