❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Un saludo
especial para ti. Gracias por estar ahí, gracias por aceptar esta invitación.
Vamos a
comenzar este día alabando y bendiciendo al Señor, vamos a comenzar este día diciéndole
al Señor que nos ayude, que nos bendiga:
. ː̗̀†ː̖́ .Señor mío y Dios mío, hoy cuando
despunta el sol y brilla para todos, quiero darte las gracias por dotarme de capacidades
y habilidades que me permiten salir adelante de todas esas batallas que tengo
en la vida. Tú me das fuerza, me das inteligencia, me das ánimo para vencerlas.
Yo se que Tú peleas a mi favor, se que siempre estás conmigo y que Tú me
acompañas para que yo no desfallezca. Señor, hoy clamo Tu presencia en mi vida
para que nunca olvide que así como tengo que emprender cada uno de mis
proyectos con actitud de lucha, debo también amarte y entregarme plenamente a
Ti. Gracias mi Señor. Amén, amén y amén.✿
Hoy quiero
volver sobre un texto que a mi particularmente me gusta mucho. Ustedes me han
escuchado hablar mucho de Bartimeo, una y otra vez me han escuchado hablar a mí
de Bartimeo, en el capítulo diez, versículo cuarenta y seis al cincuenta y dos
(Marcos 10, 46-52). Saben que me gusta tanto Bartimeo que de hecho la comunidad
de vida que tenemos acá con jóvenes, se llama Bartimeo y además saben ustedes
que las escuelas de formación, la escuela de formación de predicadores, la
escuela de formación de músicos se llama Bartimeo, ustedes lo saben ¿verdad? Y
eso me emociona y eso me agrada porque encuentro en ese relato una escuela de aprendizaje,
una escuela de formación, una escuela que me hace cada día ser mejor discípulo,
que me ayuda a ser cada día uno que ama más al Señor.
Y me
encanta del relato de Bartimeo la actitud que Bartimeo asume ante aquellos que
están alrededor. Ustedes recuerdan que en el relato hay dos momentos, uno cuando
ante la llamada de Jesús, o mejor, ante el grito que Bartimeo hace a Jesús “Jesús,
hijo de David, ten compasión de mi” Ante ese grito, ustedes recuerdan que alrededor,
seguro, gente que venía con Jesús, manda a callar a Bartimeo, lo manda a callar.
Y después que Jesús llama a Bartimeo, cuando dice “Tráiganlo, llámenlo” otros
lo animan y le dicen “Hey, te llama, te llama el Maestro, ve donde Él” Y esto
me gusta porque ese tipo de personas existen todavía hoy. Nosotros nos
encontramos con personas que buscan obstaculizar nuestro encuentro con Él.
Nosotros nos encontramos con personas que buscan hacer difíciles nuestro
encuentro con Jesús, todos los días. Hay gente que nos manda a callar, hay
gente que nos dice “o, no se acerquen a Dios.” Hay gente que busca la manera
hasta con buenas intenciones de que nosotros no nos encontremos con Él. Y hay
gente que nos anima, hay gente que nos dice “pilas, te está llamando”, hay
gente que nos dice “pilas el Maestro quiere encontrarse contigo.”
¿Qué hace
Bartimeo frente a uno y frente a otro? Porque eso que hace Bartimeo frente a
unos y frente a otros es lo que tú y yo tendríamos que hacer. A los primeros no
les pone atención. El texto dice que mientras lo mandaban a callar, más fuerte
él gritaba, es decir, no les pone atención, no los tiene en cuenta. Maravilloso,
no los tiene en cuenta. Yo creo que eso es mágico para nosotros, porque claro
que hay gente que critica, claro que hay gente que pone obstáculos, claro que hay
gente especialista en hacer difíciles las cosas, dentro de la iglesia, fuera de
la iglesia, algunos con rosario en mano, algunos con biblia en mano, buscan que
la gente no se acerque a Dios y ponen talanqueras y obstáculos, y barreras, y
tu a esos no les pongas atención como Bartimeo. El texto dice y gritó más
fuerte. Mario, no tuvo en cuenta lo que ellos decían, no tuvo en cuenta que
ellos lo mandaran a callar, a él le valió ¡tú sabes! Porque él sabía que ahí
estaba la oportunidad de recuperar la vista, porque él sabía que ahí estaba la
oportunidad de volver a ver, porque él sabía que ahí estaba la oportunidad de vivirá
plenitud.
Pero
segundo, a los que lo animaron, a los que le dijeron “Barti, el Maestro te
llama, pilas, que te llama el Maestro” a esos les hace caso.
Ojalá nosotros hoy seamos así.
Estoy pensando
en los jóvenes por ejemplo Mario, estoy pensando en los adolescentes que a los
papás no les paran bolas y a los amigos que quieren dañarlos que quieren
llevarlos por el camino de la perdición, si le ponen atención. ¡Cuidado,
cuidado! Hay que saber a quién escucho, hay que saber por qué escucho al otro,
hay que saber qué está diciendo, para dónde me lleva lo que está diciendo, eso
es fundamental. Bartimeo nos da la claridad, Bartimeo escucha a aquellos que lo
animan a encontrase con Jesús, a aquellos que lo animan a ir donde Jesús.
Bartimeo no escucha a los que quieren apartarlo del camino que conduce a su
sanación. Para eso hay que tener criterio para eso hay que tener carácter y hay
algunos a los que escucho y hay algunos a los que definitivamente no escucho. Es
así la vida, a algunos los escucho y les pongo atención, y a otros
definitivamente no les escucho porque no hay nada en sus palabras, que me
aporte.
De todas maneras
hay otra reflexión que hacer y es Mario ¿Seré yo de un grupo o de otro? ¿De qué
grupo soy? ¿De los que anima para que la gente se encuentre con Jesús? o ¿De
los que ponen obstáculos para que la gente no se encuentre con Jesús?
¿Cuántos
obispos, cuántos presbíteros, cuántos diáconos, cuántos seminaristas, cuántos
pastores, cuántos coordinadores podemos ser obstáculo para que la gente se
encuentre con Jesús?
Ojalá hoy
revisemos la vida, ojalá hoy interioricemos y hoy nos preguntemos ¿Cuál es nuestra
función? ¿Cuál es nuestro rol? ¿Estamos realmente ayudando a que la gente se
encuentre con el Maestro o cómo estamos viviendo? Esto es fundamental para poder
salir adelante y para poder ser felices.
Si por un
lado está la actitud de Bartimeo que sabe a quién escucha y a quién no escucha,
por otro está la actitud de aquellos que ponen obstáculos para que las personas
no se encuentren con Jesús y los que animan a que la gente se encuentre con Jesús.
Pero hay
una pregunta más que me hago, seguramente esos que obstaculizan el encuentro
con Jesús no lo hacen con malas intenciones. Yo no creo Mario que ellos le dijeron
cállate por grosero, le dijeron cállate porque no querían que molestara al
Maestro, le dijeron cállate porque creían que estaba siendo impertinente con el
Maestro. Hay que revisar porque a veces con buenas, a veces con las mejores
intenciones, terminamos nosotros dañando la relación de otros con Dios.
A mí me
duele, seguramente yo algunas veces habré sido de ese grupo, de los que no
dejan que la gente se encuentre con Jesús. Seguramente algunas veces yo con mis
comportamientos, con mis palabras, con mis errores, con mus equivocaciones, con
mis pecados habré hecho eso, y hoy pido perdón e intento cambiar e intento cada
día ser mejor. Es importante eso, ser consciente de los pecados, yo estoy consciente
de mis pecados. No se escandalicen de mis pecados. Padre usted tiene un temperamento
fuerte a veces, sí; padre a veces, sí; padre, también y pido perdón, todos los
días me esfuerzo por ser mejor, por ser una mejor persona y un mejor creyente,
es al fin y al cabo lo que necesitamos para ser felices.
Pbro.
Alberto Linero Gómez. (Agosto 09- 2017)
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Para
ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
🎵Feliz☀día🎵 El amor del Padre por nosotros es incalculable
como así sus bendiciones, sólo tenemos que abrir el corazón para notarlo.☺
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