❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Padre
Dios iniciamos en tu nombre este nuevo día, Padre Dios iniciamos en tu nombre
esta nueva experiencia, convencidos que Tu nos vas a bendecir, que Tu nos vas a
dar fuerza para salir adelante. Gracias Padre Dios por darnos la oportunidad de
vivir a tu manera, gracias por todas las bendiciones que Tú hoy nos das y a
ustedes gracias por estar ahí, gracias por compartir conmigo estos momenticos,
gracias porque iniciamos nuestra jornada, iniciamos nuestra tarea con estos
momentos tan importantes para nosotros, por estos momentos tan valiosos para
nosotros.
Hoy
quisiera continuar leyendo el texto de ayer, te acuerdas que ayer estaba
leyendo con ustedes el capítulo catorce del evangelio de Mateo del versículo veintidós
en adelante (Mateo 14,22). Te recuerdo lo que leí ayer:
. ː̗̀†ː̖́ . “Después invitó a los discípulos a
que se embarcaran y se le adelantarán rumbo a la otra orilla, mientras Él
despedía a la gente.”
Y allí
reflexionábamos ayer dos elementos, ir a la otra orilla y la actitud de Jesús
de estar cerca de aquellos que lo han escuchado, pero hoy la continúo:
. ː̗̀†ː̖́ . “Y una vez que la despidió (a la
gente), subió al monte a solas para orar aparte.”
Me quiero quedar en
ese verso en este momento. Mira, no solo está atento a la gente, dice el texto
que se despide de ellos, sino que además de eso está atento a Dios, dice que
sube al monte a orar con Dios, a hablar con Dios. ¿Qué iría a decirle a Dios?
Imagino que a darle gracias por el signo maravillosos, por el milagro
maravilloso de la multiplicación de los panes, imagino que a poner en las manos
de Dios lo que sigue en la otra orilla, es decir, a hablar de Dios de la vida
porque eso es lo que hacemos en la oración, en la oración lo que hacemos es
hablar de lo que vivimos; leer en clave de Dos, leer en clave del Señor todo lo
que está sucediéndonos. Hasta cuando toca llorar lloramos delante de Él. Cuando
toca reír, reímos delante de Él. Que importante que nosotros sepamos hoy eso,
que importante que nosotros vivamos eso y lo tengamos claro en el corazón.
Orar es ese momento en el que le damos gracias, es ese
momento en el que le suplicamos, es ese momento en el que intercedemos, es ese
momento en el que leemos toda nuestra vida, toda nuestra cotidianidad en clave
de Dios y lo hacemos con gozo, y lo hacemos con felicidad, y lo hacemos
disfrutando sus maravillas, y lo hacemos disfrutando su misericordia.
Insisto, el texto nos dice:
. ː̗̀†ː̖́ . “Y una vez que la despidió a la
gente, subió al monte a solas para orar aparte.”
Porque la oración además de ser una experiencia
comunitaria, cuando vamos a la comunidad, a la parroquia a celebrar, también es
una experiencia de intimidad, también es una experiencia de diálogo con Él,
también es una experiencia de estar Él y yo unidos a través de la palabra, a través
de los pensamientos, a través de los sentimientos. Qué importante la oración,
Jesús es orante, Jesús es alguien que vive todo en clave de Dios desde su
relación intensa, desde su relación intima con el Padre del cielo.
Pero sigue diciendo:
. ː̗̀†ː̖́ . “Y una vez que la despidió a la
gente, subió al monte a solas para orar aparte. Al
caer la tarde estaba solo allí mientras la barca se hallaba ya en medio del
lago batida por las olas porque el viento era contrario. Hacia las tres de la
madrugada, se dirigió a ellos caminando sobre el lago. Los discípulos al verlo
caminar sobre el lago se asustaron y decían “Es un fantasma” y se pusieron a
gritar llenos de miedo. Jesús les dijo: “Tranquilizaos, soy yo, no tengan miedo.”
Mira tú, nosotros ayer decíamos que hay que ir a la otra
orilla pero ir a la otra orilla no es fácil. Entre la salida de Egipto y la
Tierra Prometida hay un desierto, entre esta orilla y la otra está el mar, está
el lago y esto hay que leerlo bien; un mar a veces crispado, un mar a veces con
olas grandes, viento en contra. ¿Y por qué digo que hay que leerlo bien? Porque
a veces creemos que las cosas son fáciles, a veces creemos que logramos las
cosas haciendo así ¡Cataplum, cataplum ya! No, es difícil, toca trabajar duro,
toca luchar duro, toca esforzarse duro. Y tenemos que creer en eso. Vivir a la
manera de Jesús, vivir a la manera de Dios supone muchos, muchos problemas,
muchos conflictos. Alcanzar nuestros sueños supone mucho esfuerzo y mucha tarea.
Uno no es; te acuerdas la bruja aquella que movía la nariz ¿Sabrina se llamaba?
No me acuerdo bien que movía la nariz…y todo se resolvía, ojala así fueran los
deseos, ojalá uno moviera la nariz y se resolvieran todas las dificultades y
todos los problemas. Pero no, no, no, no, toca enfrentar, toca pelear, toca
esforzarse y es lo que está viviendo la comunidad.
Sin duda la comunidad que ahora se ha unido busca la otra
orilla y se está encontrando con el mar crispado, se está encontrando con las
olas, se está encontrando con el dolor, se está encontrando con la tristeza y
ahí cuando eso pasa, uno tiene que tener claro algo, Jesús ha vencido el mal,
Jesús ha puesto su pie sobre el mal porque el mar es signo de mal y Jesús ha
puesto su pie, ha sido el vencedor. Y en medio de la dificultad en vez de atemorizarnos,
en vez de gritar, en vez de llorar, en vez de decir todo está perdido, lo que
necesitamos es recordar y tener claro que Jesús ha vencido el mal, que Él es el
Señor, que Él es el dueño de la vida, que Él no nos abandona, que Él no nos
deja y que Él nos ayuda a vencer.
Todos tenemos viento en contra, nadie vaya a creer que es
el único que tiene viento en contra. “Yo soy el único que tiene viento en
contra” ¡Qué va! Todos teneos, a mi también, viento en contra muchas veces, más
de vez y vientos fuertes que a veces amenazan con voltear la barca de uno. Pero
¿qué? ¿Vamos a salir corriendo? No, vamos pa allá, vamos pa la otra orilla y
además de eso sabemos quién es el Señor, sabemos que Jesús es el Señor, sabemos
que Él camina sobre el mar el mal, que Él pisotea el mal, que Él es el Señor y
que lo puede todo y lo vence todo. Ojalá hoy tengas claro eso, ojalá hoy no
olvides eso para que ese medo se te quite, para que ese miedo se te vaya, para
que ese miedo no te haga perder el control, para que ese miedo no te haga
desesperar; Él está contigo, Él no te deja, Él no te abandona. Cuidado con eso,
hoy, a confiar; que va a haber olas y viento en contra, claro, ¿quién no tiene?
Todos tenemos, no olvides eso.
Pbro. Alberto Linero Gómez. (Agosto 30- 2017)
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Para
ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
🎵Feliz☀día🎵 El Padre Dios Todopoderoso nunca nos deja,
nunca nos abandona, siempre está a nuestra diestra; en los momentos de
dificultad vence el mal, y nos impulsa a salir adelante, a vencer todos los
vientos en contra que teneos y llegar hasta la otra orilla alcanzando nuestras metas
y proyectos. Abre tu corazón a Él y así lo sentirás y entenderás.☺
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