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Dios te
bendice, Dios te llena de su alegría, Dios te llena de su gozo, Dios te llena
de su paz. Aquí estamos como todos los días dispuestos a recibir la bendición
de Dios. Aquí estamos como todos los días con el corazón atentos a Él, queremos
juntarnos para pedirle que nos bendiga. Nos juntamos tu y yo y le pedimos a Él
que nos bendiga, que nos dé el mejor de los días, que nos ayude a sonreír hoy,
que nos ayude a enfrentar las dificultades, a enfrentar los problemas y a
ganarle a tantas situaciones adversas que experimentamos.
Oye, Dios
no nos deja, Dios está constantemente bendiciéndonos, Dios está constantemente dándonos
fuerzas para seguir adelante.
Ayer estuve
pensando todo el día en Gedeón, en ese joven que recibe una misión
extraordinaria, una gran misión, enfrentar a los madianitas, liberar a su pueblo
y me quedé pensando en él porque él como muchos de nosotros cree que su
limitación es un obstáculo para poder realizar la misión. Muchos de nosotros
creemos lo mismo, como nos sentimos limitados, como nos sentimos frágiles,
creemos que no podemos, creemos que no vamos a ser capaces y resulta que
siempre podemos porque Dios está con nosotros y si nos llamó, Él es consciente
de nuestras limitaciones y si nos dio esa misión, Él que es consciente de
nuestra limitación, nos dará la fuerza para salir adelante. Se lo digo a mis
hermanos presbíteros, a mis hermanos diáconos, a mis hermanos obispos, a mis
hermanos seminaristas; que pueden estar pasando momentos difíciles, momentos de
preguntas, momentos de crisis, momentos de no saber qué hacer, momentos de no
saber cómo vivir, momentos en los cuales nos podemos sentir desbordados por la
misión, desbordados por la tarea. Dios nos da fuerzas, Dios nos da ánimo y Dios
nos indica el camino, no dudemos de eso, no dudemos de eso, Dios siempre, si
dejamos, nos llena de su poder y nos hace seguir adelante.
Estoy
pensando en los esposos que tal vez están diciendo como Gedeón “No podemos, no
somos capaces.” Bueno, si hay disposición, si hay actitud, si hay compromiso,
seguro pueden, seguro pueden.
Pero
también estoy pensando en los padres de familia que a veces se sienten
desbordados por los problemas de los hijos, por las situaciones de los hijos.
Dios nos da fuerzas.
O los
líderes que están frente a una empresa, frente a un trabajo y creen que no
pueden. ¡Claro que podemos! Dios no nos deja, Dios nos bendice y Dios nos llena
de su amor y Dios nos llena de su paz y Dios nos llena de su alegría. ¡Ánimo,
ánimo que Dios está con nosotros!
Yo
quisiera que tomáramos el evangelio porque ayer por centrarme en Gedeón no pude
compartir con ustedes el evangelio y quisiera leerlo hoy y compartirlo con
ustedes en este primer momento. Mateo, capítulo diecinueve, versículo veintitrés,
al versículo treinta (Mateo 19,23-30). Es la continuación del texto de ayer que
leímos verdad, en la primera parte. Dice así:
. ː̗̀†ː̖́ . “Dijo Jesús a
sus discípulos: «Creedme, difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja
que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos toca?»
Jesús les dijo: «Os aseguro: que cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.».”Palabra del Señor”
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos toca?»
Jesús les dijo: «Os aseguro: que cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.».”Palabra del Señor”
Oigan mis
hermanos, me emociona este evangelio primero porque lo tenemos que leer de cara
a las bienaventuranzas, de cara a lo que el Señor ha proclamado en el monte.
Está claro que el discípulo sólo tiene como valor absoluto a Dios, está claro
que el discípulo tiene como prioridad el Reino, no puede tener otra cosa; desde
ahí es que hay que entender esta Palabra, nuestro corazón le tiene que pertenecer
totalmente a Dios, Él tiene que ser el primero. Por eso me encanta tanto la
canción de Joan Sánchez cuando dice “El Rey de mi vida, el número uno en mi
corazón.” Porque se trata de eso, cuando tu le dices Si al Señor, cuando tu aceptas
seguirlo, cuando tu aceptas ir tras de Él, entonces tu vas a entregarle todo tu
corazón y tu vida estará al servicio de Él. De hecho eso es lo que hace Santa
Rosa de Lima y todos los religiosos, vivir para Dios, completamente,
totalmente. La expresión de que les será muy difícil a un rico entrar en el
reino de los cielos se tiene que leer desde esta premisa que acabo de compartir
con ustedes. Dolorosamente los ricos creen que el dinero es lo más importante,
dolorosamente los hombres y mujeres que han logrado conquistar cosas, creen que
eso es lo más importante y hacen que todo lo demás dependa de eso, y hace que
todo lo demás esté al servicio de eso. Termina siendo su Dios. Cuántos hermanos
conocemos que el dinero termina siendo su Dios, que el dinero termina organizándole
la vida, que el dinero termina diciéndoles que tienen qué hacer y cómo tienen
que vivir.
Oiga, nosotros
hoy tenemos que entender algo, si nuestro corazón le depende a las cosas que tenemos,
si nuestro corazón está lleno del dinero y nuestro valor absoluto es el dinero
¿Cómo vamos a entrar en el Reino de los cielos? ¿Cómo vamos a poder amar a
Dios? Seguro que no podremos, seguro que le será más fácil a un camello entrar
por esa puerta estrecha de las murallas que es la aguja, que a nosotros. Te lo
juro ¿Por qué? Porque es que para poder acceder, para poder entrar, para poder
recibir ese don ese regalo, necesitamos tener el corazón libre, necesitamos
tener un corazón dispuesto a Dios, donde Dios es el primero, donde Dios es el
número uno, donde Dios es el dueño. Si no es así ¿cómo? Por eso no se puede
servir a dos Señores y por eso el que le sirve al dinero termina no sirviéndole
a Dios, y por eso el que termina haciendo de la fama y el poder su gran Dios,
termina alejándose del Dios de Jesucristo y
hoy es un cuestionamiento, no se trata vivir como empobrecidos, no, todos
tenemos que vivir dignamente y todos tenemos que luchar por tener un estado de
bienestar digno, realizados; pero tenemos que ser capaces de amar a Dios sobre
todas las cosas y entender que el criterio primero es Él y entender que el
criterio fundamental es Él. Sino ¿Cómo? sino ¿Cómo? Ese es el problema.
Pbro.
Alberto Linero Gómez. (Agosto 23- 2017)
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Para
ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
🎵Feliz☀día🎵 Dios Padre nos ama y nos bendice, Él debe ser
el número uno en nuestro corazón, el Rey de nuestra vida y debemos amarle por sobre todas las cosas. ☺
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