martes, 18 de julio de 2017

Actitudes para poder pedir perdón.

                      ❤. ː̗̀†ː̖́ .
Una bendición especial para cada uno  de ustedes que está  a esta hora en sintonía, gracias por estar allí, gracias por iniciar este día con nuestra experiencia de oración, de reflexión y sobre todo de lectura de la Palabra.
Nosotros iniciamos el día con todas las ganas, con todas las fuerzas; iniciamos el día seguros de que Dios no nos deja, seguros de que Dios nos da fuerza, seguros de que Dios nos impulsa a seguir adelante.
Aquí estamos dispuestos a vivir el mejor de los días, dispuestos a tomar las mejores decisiones, dispuestos a hacer el día de la mejor manera, gozarnos cada experiencia que tenemos y ayudar a las personas que están a nuestro alrededor a tener la mejor experiencia.
Hoy quiero conversar con ustedes en torno al libro “Mi venganza es perdonarte.” Ya es un texto que han estado leyendo muchas personas y nada, me llegan siempre comentarios, me llegan siempre preguntas y reflexiones en torno al texto “Mi venganza es perdonarte y hoy quisiera partir de la necesidad que tenemos todos los seres humanos, de darnos cuenta que dañamos a los otros, que no solo los otros nos dañan, no solo los otros nos hieren, sino que nosotros con nuestras actitudes, con nuestros comportamientos, lastimamos también a los demás.
Nos cuesta mucho darnos cuenta que tenemos que pedir perdón. Normalmente nos ponemos en la idea de cómo perdonar o cómo no perdonar pero se nos olvida que también nosotros tenemos que mirar a las otras personas a los ojos, mirarlos con tranquilidad, con serenidad y decirles: “Oye, estoy arrepentido de lo que hice, estoy arrepentido de mi comportamiento, y te pido que me perdones. Reconozco mis fallas, reconozco mis equivocaciones y te pido a ti que me perdones.”
Es necesario que nosotros entendamos que pedir perdón no nos hace débiles, que pedir perdón no nos hace frágiles, ni vulnerables, ni nos hace menos fuertes de lo que somos.
 Pedir perdón nos ayuda a crecer como seres humanos, nos ayuda a vivir mejores en nuestras relaciones. Es importante tenerlo claro, por eso en el texto insisto mucho, en que todos debemos ser conscientes de cómo nuestro comportamiento, de cómo nuestro actuar, termina generando dificultades y generando problemas en las relaciones.
A veces no somos conscientes de eso, a veces nuestra manera un poco orgullosa, un poco prepotente de ver la vida, nos hace creer que somos santos, que somos perfectos, que somos buenos y que no fallamos, y claro, eso nos genera dificultades muy serias, y eso nos genera problemas muy serios porque no solo no nos permite crecer, sino que además termina haciendo que nuestras relaciones interpersonales sean definitivamente conflictivas, definitivamente, ¡Ah! Tu sabes, incapaces de generarnos la felicidad que buscamos.
Para poder pedir perdón necesitamos tres actitudes mínimas:
1.- Necesitamos ser conscientes que nos equivocamos. Si tú no eres consciente de la posibilidad de error que hay en tu vida, si tú no eres consciente de la posibilidad que tienes a diario de no hacer las cosas bien, seguramente no vas a poder pedir perdón.
Muchos de nosotros nos creemos perfectos, creemos que lo que nosotros decimos, que lo que nosotros hacemos es muy bueno, es extraordinario y lo de los demás, no merece nada. Cuando uno vive la vida desde ese pedestal, es muy difícil que pueda pedir perdón y claro, es muy posible que  genere relaciones insanas, que genere relaciones de sufrimiento, que genere relaciones donde nadie va a ser feliz.
Por eso yo quiero insistirle a ustedes que están en sintonía, a ustedes que comparten conmigo este inicio de día, ustedes que abren el corazón; que es necesario ser conscientes de lo proclive que somos al error. A veces sin quererlo, a veces queriéndolo, somos proclives al error, fallamos y eso nos lleva a entender que el reclamo que la otra persona nos está haciendo, que la distancia que la otra persona está teniendo, puede ser normal y puede ser consecuencia de nuestras acciones. Eso es lo primero.
2.- Es necesario ser conscientes de cómo nuestra acción, de cómo nuestro comportamiento le causa dolor al otro.
He insistido mucho en la palabra compasión, creo que es la palabra más humana, creo que quien no sabe sentir compasión, no creo que sepa ser humano, no creo que pueda relacionarse bien con los demás.
Lo segundo, para poder pedir perdón es ser capaz de entender que mi comportamiento causa dolor en el otro, que mi error le causa dolor al otro, que mis palabras fuertes lastiman su autoestima, que mi acción le causó una herida y yo tengo que sentir lo que eso significa; yo tengo que sentir que eso definitivamente no está bien. Si yo no soy capaz de compadecerme, si yo no soy capaz de sentir el dolor del otro, no voy a poder pedir perdón.
Entonces mira lo que llevamos:
1.- Es necesario que tú entiendas que eres proclive al error.
2.- Es necesario que tú te des cuenta que causas dolor.
3.- Es necesario que tú entiendas, que tú comprendas, que tú vivas, que no puedes dejar la vida con esas heridas abiertas, que es necesario, que es muy necesario intentar tirar puentes, resarcir lo que he dañado, lo que he roto. Creo que eso es importante, cómo puedo rehacer las cosas.
Ahora, porque si me doy cuenta que soy proclive al error, me doy cuenta que causé heridas en el otro pero no quiero hacer nada por mejorar la relación, no voy a poder pedir perdón y voy a terminar viviendo como una persona infeliz, y voy a terminar haciendo a los demás infelices; y eso si que es grave y eso si que es terrible.
Yo quisiera que hoy lo reflexionaras, yo quisiera que hoy lo pensaras, con tranquilidad, con serenidad; que hoy tú supieras que es necesario aprender a pedir perdón. A tu mamá, a tu papá, a tus hermanos, a tu esposa, a tu esposo, a tus hijos, a tus amigos, a tus compañeros de trabajo, a las personas con las que estás alrededor. Seguro que has hecho cosas que los han lastimado y si tú crees que es una relación que vale la pena, y si tú crees que vale la pena vivir en armonía con los demás, entonces es necesario que tú te esfuerces por reconstruir esa relación, por tirar puentes otra vez; que tu intentes de nuevo, construir tu relación con ellos, si no, no va a funcionar la vida y sino lo que vas a hacer es una colección de heridas, una colección de conflictos y la vida se te va a volver una tragedia, que eso es lo que les pasa a muchas personas que han herido aquí, que han aquí, que han herido acá, que han herido allá y se pasan la vida así y se pasan la vida con esos sufrimientos y con esos errores.
Cuidado, esa no es la idea, esa no es la razón, ojala tu hoy intentes vivir de una manera distinta.  A mí la parábola del hijo pródigo que es la base de este texto “Mi venganza es perdonarte”, me enseña mucho en el hijo menor a pedir perdón, a reconocerse, a mirarse como alguien que se ha equivocado, a sentir el dolor del otro y a tratar de recuperar lo perdido, a tratar de reconstruir lo que he dañado yo mismo, todo esto entendiendo que el perdón del otro es un regalo, que no está obligado a perdonarme. Yo estoy obligado por mis criterios de vida, por mi fe, por mi manera de entender la vida, a pedir perdón, pero el otro no está obligado a perdonarme, y así lo debo entender, como un regalo, como una acción generosa de la otra persona, como una acción dadivosa de la otra persona. No puedo sacar un arma y decirle “Me tienes que perdonar.” No, no, el otro no te tiene, es un regalo que te hace y que te lo hace porque lo ha decidido así.
Pbro. Alberto Linero. (Julio18-2017)
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Para ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:

🎵Felizdía🎵 El Padre Dios nos ama infinitamente, nos bendice y es un Padre misericordioso. A pesar de las fallas que cometemos a diario siempre nos perdona y nos sigue amando. Vivamos como Él quiere que vivamos, amando, perdonando y cuando fallamos, dejar el orgullo a un lado y pedir perdón.☺

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