sábado, 22 de julio de 2017

¿Cómo va nuestro proceso de conversión?

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Dios nos bendice a esta hora y por eso les saludo a cada uno de ustedes los amigos que a están en sintonía, que Dios los llene de su amor y que Dios los llene de su paz. Abrimos el corazón y le pedimos a Él que nos de salud, que nos de paz, que nos de fuerza, que nos de ánimo y que nos permita estar dispuestos a salir adelante de cada una de las dificultades, de cada uno de los problemas que tenemos.
A esta hora, de parte de Dios te comparto el ánimo, te comparto la fuerza, te comparto la alegría que necesitas para seguir adelante. Tú no te puedes dar por vencido, tú no puedes decir que ya todo está perdido, tú siempre tienes que volverlo a intentar, tú siempre tienes que volver a decir “yo puedo, yo soy capaz; en el nombre de Dios y con el poder de Dios puedo hacerlo y lo voy a intentar.”
Yo sé, que las enfermedades, se que los momentos difíciles de la vida te hacen creer que no puedes, te hacen creer que no eres capaz, pero también sé que tu fe, tu relación con Jesús, te capacita para que seas capaz de vencer dificultades y vencer problemas.

Todos los días nosotros tenemos que estar preguntándonos ¿cómo va nuestro proceso de conversión? Todos los días tenemos que estar preguntándonos si la ruta existencial que llevamos, es la correcta; si estamos yendo en el camino correcto, si estamos construyendo la vida según la Palabra de Dios, según los mandamientos del amor de Dios. Por eso hoy quiero invitarte a que pienses en tu proceso de conversión, en tu proceso de cambio y allí quiero regalarte una frase importante para eso, es necesario que tú renueves tu espíritu de oración.
No hay conversión verdadera sino hay una renovación del espíritu de la oración. Tú tienes que ser un orante y tu proceso de conversión lo puedes vivir en la medida en que con tu corazón abierto, vas viviendo una experiencia de diálogo, de intimidad con el Señor.
Entonces hoy, mi invitación, es a que revises cómo va tu proceso de conversión. Nadie está plenamente convertido, nadie vive plenamente sin errores, sin equivocaciones, nadie; todos estamos en un proceso de conversión, todos estamos en un proceso de ir renovando nuestra vida, de ir dándonos cuenta que el camino que conduce al Padre, es Jesús, que la verdad que nos lleva al Padre, es Jesús, que la vida que nos hace vivir la plenitud del Padre, es Jesús y vivimos procesos de conversión cuando nos preguntamos si estamos viviendo esa vida, si estamos viviendo esa verdad, si estamos recorriendo ese camino que es Jesús como Él mismo nos lo ha dicho en el capítulo catorce, verso seis del evangelio de Juan (Juan 14,6) "Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Pero para que se de ese proceso de conversión constante, necesitamos renovar nuestro espíritu de oración.Y ¿cómo renovamos nuestro espíritu de oración?
Hay por lo menos tres aspectos a los cuales debiéramos estar bien atentos, de los cuales pende todo el proceso de la oración:

1.- El tiempo que dedicamos, Tú tienes que preguntarte ¿cuánto tiempo dedicas a tu oración personal? ¿Cuánto tiempo dedicas a tu oración comunitaria? No puedes decir yo estoy viviendo un proceso de conversión si el tiempo de oración es muy pequeño y es muy mínimo. Tienes que sacar ese momento para estar con Él, para amistarte con Él, para dialogar con Él, para contarle a Él de tu vida y dejar que Él ilumine tu corazón, que Él ilumine lo profundo de tu ser.
Para pensar en renovar mi espíritu de oración lo primero que tengo que pensar es en el tiempo que dedico. ¿Cuánto es el tiempo que dedico? ¿Es un tiempo idóneo? ¿Correcto? ¿Adecuado? ¿Suficiente? Porque a veces hablamos de la oración pero no tenemos tiempo para la oración. Eso es lo primero ¿Cuánto tiempo dedicas? Yo por ejemplo veo gente que para todo lo demás tiene tiempo pero para estar con el Señor, para hablar un momento con el Señor, no tiene tiempo. Para todo saca espacios, pero para los momentos de oración se deja atropellar por la rutina, se deja atropellar por la cantidad de actividades que tiene. No, si tu quieres vivir un correcto proceso de conversión tienes que renovar tu espíritu de oración y para renovar tu espíritu de oración de alguna manera tienes que ampliar el tiempo que le dedicas a la oración.
2.- La sumisión de todo nuestro ser al misterio de Dios, es decir, la reverencia amorosa. No hay una renovación del espíritu de la oración si tú no aprendes a vivir sumiso a la acción de Dios. Yo se que nosotros somos seres humanos que hablamos de libertad constantemente, yo mismo predico y siempre hablo de la libertad y me choca con toda experiencia de esclavitud, pero cuidado, nosotros cuando vivimos en reverencia amorosa al misterio de Dios, no perdemos nuestra libertad, no perdemos nuestra capacidad de decidir, no perdemos nuestra capacidad de actuar, no perdemos nuestra capacidad de vivir la vida con pasión y de vivir la vida con alegría, y de vivir la vida con consciencia; pero si estamos sometidos a su voluntad.
Siempre recordaré el leproso del capítulo uno de Marcos, del verso cuarenta al verso cuarenta y cuatro (Marcos 1, 40-44) cuando se arrodilla y le dice “Si quieres, puedes limpiarme.”
Para renovar nuestro espíritu de oración necesitamos claramente vivir un proceso de reverencia amorosa, esto es, de sumisión al misterio de Dios, entender que es Dios el que dirige la vida, entender que es Dios el que le da sentido a la vida y que no somos nosotros con nuestros caprichos, con nuestros deseos los que gobernamos todo.
3.- El afecto pues la oración es un acontecimiento afectivo. A veces por las difíciles circunstancias de la vida, el afecto se queda en el fondo o incluso en el  subconsciente. Tenemos que hacerlo entrar en nuestros días para aprender hacer frente al indiferentismo en el que vivimos. Tú tienes que renovar tu afecto por la oración, tu afecto por Dios, tu afecto por Él; tienes que recordar que lo amas, tienes que recordar que te sientes bien con Él. Hay todo un proceso afectivo, hay todo un proceso de saberlo valioso, de saberlo importante para nuestra vida, de saber que Él no nos deja, de saber que Él nos bendice, de saber que Él está constantemente con nosotros llenándonos de su alegría y llenándonos de su gozo.
Hoy, a ti que estás ahí, a ti que vives este momento, quiero invitarte a vivir un proceso de renovación en tu espíritu de oración ampliando tu tiempo, viviendo en sumisión al Señor, al misterio de Dios y claro, también te lo digo, siendo capaz con toda la fuerza y con toda la claridad de la vida, siendo capaz de renovar tu afecto por Dios, porque la oración es una experiencia afectiva.
 Esa es mi invitación de esta mañana para ti que te estás iniciando, para ti que estas comenzando el día, para ti que estas llenando de ánimo y de fuerza todo este día.
Necesitamos vivir en la alegría de Dios.
Pbro. Alberto Linero (Julio 21-2017 - Programa Orando y viviendo)
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Enlace  para escuchar el audio del programa completo con el tema: https://drive.google.com/file/d/0B0Np-K3RUBBEdUVISERwc2dHZmJxVUZ5Y3ZoU2NKb3RaZExj/view?usp=sharing
🎵Feliz☀día🎵 Que el Señor que tanto nos ama nos bendiga y podamos con su fuerza y su poder, hacer el firme propósito de renovar el espíritu de oración. ☺

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