❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Dios nos bendice a esta hora y por eso les saludo a cada uno de ustedes
los amigos que a están en sintonía, que Dios los llene de su amor y
que Dios los llene de su paz. Abrimos el corazón y le pedimos a Él que nos de
salud, que nos de paz, que nos de fuerza, que nos de ánimo y que nos permita
estar dispuestos a salir adelante de cada una de las dificultades, de cada uno
de los problemas que tenemos.
A esta hora, de parte de Dios te comparto el ánimo, te comparto la
fuerza, te comparto la alegría que necesitas para seguir adelante. Tú no te
puedes dar por vencido, tú no puedes decir que ya todo está perdido, tú siempre
tienes que volverlo a intentar, tú siempre tienes que volver a decir “yo puedo,
yo soy capaz; en el nombre de Dios y con el poder de Dios puedo hacerlo y lo
voy a intentar.”
Yo sé, que las enfermedades, se que los momentos difíciles de la vida
te hacen creer que no puedes, te hacen creer que no eres capaz, pero también sé
que tu fe, tu relación con Jesús, te capacita para que seas capaz de vencer
dificultades y vencer problemas.
Todos los días nosotros tenemos que estar preguntándonos ¿cómo va
nuestro proceso de conversión? Todos los días tenemos que estar preguntándonos
si la ruta existencial que llevamos, es la correcta; si estamos yendo en el
camino correcto, si estamos construyendo la vida según la Palabra de Dios,
según los mandamientos del amor de Dios. Por eso hoy quiero invitarte a que
pienses en tu proceso de conversión, en tu proceso de cambio y allí quiero
regalarte una frase importante para eso, es necesario que tú renueves tu
espíritu de oración.
No hay conversión verdadera sino hay una renovación del espíritu de la oración.
Tú tienes que ser un orante y tu proceso de conversión lo puedes vivir en la
medida en que con tu corazón abierto, vas viviendo una experiencia de diálogo,
de intimidad con el Señor.
Entonces hoy, mi invitación, es a que revises cómo va tu proceso de
conversión. Nadie está plenamente convertido, nadie vive plenamente sin
errores, sin equivocaciones, nadie; todos estamos en un proceso de conversión,
todos estamos en un proceso de ir renovando nuestra vida, de ir dándonos cuenta
que el camino que conduce al Padre, es Jesús, que la verdad que nos lleva al
Padre, es Jesús, que la vida que nos hace vivir la plenitud del Padre, es Jesús
y vivimos procesos de conversión cuando nos preguntamos si estamos viviendo esa
vida, si estamos viviendo esa verdad, si estamos recorriendo ese camino que es
Jesús como Él mismo nos lo ha dicho en el capítulo catorce, verso seis del
evangelio de Juan (Juan 14,6) "Yo soy el camino, la verdad y la vida.”
Pero para que se de
ese proceso de conversión constante, necesitamos renovar nuestro espíritu de
oración.Y ¿cómo renovamos nuestro espíritu de
oración?
Hay por lo menos tres aspectos a los cuales debiéramos estar bien
atentos, de los cuales pende todo el proceso de la oración:
1.- El tiempo que dedicamos, Tú tienes que preguntarte ¿cuánto tiempo
dedicas a tu oración personal? ¿Cuánto tiempo dedicas a tu oración comunitaria?
No puedes decir yo estoy viviendo un proceso de conversión si el tiempo de
oración es muy pequeño y es muy mínimo. Tienes que sacar ese momento para estar
con Él, para amistarte con Él, para dialogar con Él, para contarle a Él de tu
vida y dejar que Él ilumine tu corazón, que Él ilumine lo profundo de tu ser.
Para pensar en renovar mi espíritu de oración lo primero que tengo que
pensar es en el tiempo que dedico. ¿Cuánto es el tiempo que dedico? ¿Es un
tiempo idóneo? ¿Correcto? ¿Adecuado? ¿Suficiente? Porque a veces hablamos de la
oración pero no tenemos tiempo para la oración. Eso es lo primero ¿Cuánto tiempo
dedicas? Yo por ejemplo veo gente que para todo lo demás tiene tiempo pero
para estar con el Señor, para hablar un momento con el Señor, no tiene tiempo.
Para todo saca espacios, pero para los momentos de oración se deja atropellar
por la rutina, se deja atropellar por la cantidad de actividades que tiene. No,
si tu quieres vivir un correcto proceso de conversión tienes que renovar tu
espíritu de oración y para renovar tu espíritu de oración de alguna manera
tienes que ampliar el tiempo que le dedicas a la oración.
2.- La sumisión de todo nuestro ser al misterio de Dios, es decir, la
reverencia amorosa. No hay una renovación del espíritu de la oración si tú no
aprendes a vivir sumiso a la acción de Dios. Yo se que nosotros somos seres
humanos que hablamos de libertad constantemente, yo mismo predico y siempre
hablo de la libertad y me choca con toda experiencia de esclavitud, pero
cuidado, nosotros cuando vivimos en reverencia amorosa al misterio de Dios, no
perdemos nuestra libertad, no perdemos nuestra capacidad de decidir, no
perdemos nuestra capacidad de actuar, no perdemos nuestra capacidad de vivir la
vida con pasión y de vivir la vida con alegría, y de vivir la vida con
consciencia; pero si estamos sometidos a su voluntad.
Siempre recordaré el leproso del capítulo uno de Marcos, del verso
cuarenta al verso cuarenta y cuatro (Marcos 1, 40-44) cuando se arrodilla y le
dice “Si quieres, puedes limpiarme.”
Para renovar nuestro espíritu de oración necesitamos claramente vivir un
proceso de reverencia amorosa, esto es, de sumisión al misterio de Dios, entender
que es Dios el que dirige la vida, entender que es Dios el que le da sentido a
la vida y que no somos nosotros con nuestros caprichos, con nuestros deseos los
que gobernamos todo.
3.- El afecto pues la oración es un acontecimiento afectivo. A veces
por las difíciles circunstancias de la vida, el afecto se queda en el fondo o
incluso en el subconsciente. Tenemos que
hacerlo entrar en nuestros días para aprender hacer frente al indiferentismo en
el que vivimos. Tú tienes que renovar tu afecto por la oración, tu afecto por
Dios, tu afecto por Él; tienes que recordar que lo amas, tienes que recordar
que te sientes bien con Él. Hay todo un proceso afectivo, hay todo un proceso
de saberlo valioso, de saberlo importante para nuestra vida, de saber que Él no
nos deja, de saber que Él nos bendice, de saber que Él está constantemente con
nosotros llenándonos de su alegría y llenándonos de su gozo.
Hoy, a ti que estás ahí, a ti que vives este momento, quiero invitarte
a vivir un proceso de renovación en tu espíritu de oración ampliando tu tiempo,
viviendo en sumisión al Señor, al misterio de Dios y claro, también te lo digo,
siendo capaz con toda la fuerza y con toda la claridad de la vida, siendo capaz
de renovar tu afecto por Dios, porque la oración es una experiencia afectiva.
Esa es mi invitación de esta
mañana para ti que te estás iniciando, para ti que estas comenzando el día,
para ti que estas llenando de ánimo y de fuerza todo este día.
Necesitamos vivir en la alegría de Dios.
Pbro. Alberto Linero (Julio 21-2017 - Programa Orando y viviendo)
❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Enlace para escuchar el audio
del programa completo con el tema: https://drive.google.com/file/d/0B0Np-K3RUBBEdUVISERwc2dHZmJxVUZ5Y3ZoU2NKb3RaZExj/view?usp=sharing
🎵Feliz☀día🎵 Que el Señor que
tanto nos ama nos bendiga y podamos con su fuerza y su poder, hacer el firme
propósito de renovar el espíritu de oración. ☺
No hay comentarios.:
Publicar un comentario