lunes, 24 de julio de 2017

En la parábola el hijo pródigo ¿Qué características tiene el hijo menor que le permiten pedir perdón?

                       ❤. ː̗̀†ː̖́ .
Pido al Dios de la vida que te bendiga, pido al Dios de la vida que te llene de su amor, pido al Dios de la vida que te llene de su paz, que te llene de su gozo y que al iniciar este nuevo día, tú con el corazón abierto, recibas todas las bendiciones de  Dios, recibas todas las fuerzas de Dios y salgas adelante.
Hay que dejar las cosas como una las encuentra, eso es fundamental en la vida, si tu encuentras algo cerrado, lo dejas cerrado;, así debemos actuar nosotros. A veces cuando no entra al baño encuentra letreros que dicen eso, lástima que a veces no pueda uno entender esto y no pueda comprender esto. Hoy yo quisiera que ustedes que están allí, reflexionen conmigo en torno a la actitud del hermano menor, o del hijo menor. Estamos trabajando nuestro texto “Mi venganza es perdonarte”… El hijo menor de la parábola del hijo pródigo ¿te acuerdas cómo es eso, verdad? El hijo menor pide la plata, se la dan, se va, se escapa, la malgasta, comienza a sufrir y regresa.

¿Qué características tiene el hijo menor que le permiten pedir perdón? Ese es el tema. ¿Qué características tiene el hijo menor que le permiten pedir perdón?
 Bueno, yo creo que podríamos trazar, a ver, aquí tengo cuatro anotadas:
1°- El hijo menor es consciente de su error. ¡Puf! Eso es fundamental, hay gente que no es consciente de su error y cuando uno no es consciente de su error, lo vuelve a hacer, lo vuelve a repetir.
Claro, si uno no es consciente de la embarrada que cometió, si uno no es consciente del daño que hizo, si uno no es consciente de cómo perturbó la armonía de esa relación, uno vuelve s fallar, uno vuelve a hacerlo. Pregúntenles a las personas que han sido reiterativas en el adulterio, en la infidelidad y que han hecho sufrir y que han hecho vivir momentos muy complejos a su pareja. No entendieron su error y al no entender su error, terminan repitiéndolo. Lo primero es eso, ser consciente de la embarrada, ser consciente del error que cometió, ser consciente de que la, ¡tú sabes! Eso es lo primero, sin eso no funciona, sin eso no hay actitud humilde para pedir perdón y a veces nos cuesta aceptar nuestro error. Somos buenos para justificarnos, somos buenos para culpar al otro. El hermano menor hubiera podido decir, el hijo menor hubiera podido decir: “No, yo la estoy pasando así porque mi papá me dio poca plata.” Él hubiera podido justificarse así, o él hubiera podido justificarse diciendo: “Estoy en tal situación porque me cobraron mucho, no se porque yo.” Él reconoce que se equivocó, él reconoce que falló, no justifica, no responsabiliza al otro, entiende que es su error. Eso es fundamental, ser consciente del error propio es fundamental para poder salir adelante.
2°- Y esto hay que tenerlo preciso. Él se arrepiente. No solo reconoce el error sino que se arrepiente. A mí me han tocado sobre todo en el sacramento de la reconciliación, me han tocado personas que reconocen su error pero no se arrepienten. Más, de una vez me ha tocado…
Es fundamental arrepentirse, es fundamental entender que lo que hice no estuvo bien, es fundamental entender que lo que hice, no fue bueno, fallé, me equivoqué y dañé a los demás, me dañé yo mismo entonces estoy arrepentido, no quiero volverlo a hacer; voy a luchar por no volverlo a hacer. Tengo intensión clara, definida, de no volverlo a hacer.
3°- Él está disponible a lo que el otro reaccione. Él no regresa donde el padre y le dice: “Bueno padre, yo me equivoqué, estoy arrepentido, cuidado, no me puedes decir nada, me tienes que dar de nuevo todo bien y nada, perdóname.” No, él llega donde el padre y le dice: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como tú lo decidas.”
Disponibilidad.
Yo decía, hay gente que le pide perdón a uno y quiere obligarlo a que uno lo perdone… Una de las cosas que más me molesta a mí en mi vida personal es cuando me dicen “Tienes que.” No tengo nada; quiero, deseo, lo voy a hacer, me motivo, a eso es otra cosa pero: “Tienes que.” No, no, no,…, olvídate.
Así pasa muchas veces con las personas que van a pedir perdón, casi que quieren obligar al otro a que los perdone, casi que quieren obligar al otro a que diga si. Definitivamente yo te perdono, no, eso es un regalo que el otro me hace. El otro quiere y si el otro lo hace, no estoy obligado, no está obligado a hacerlo así.
4°- Tiene decisión, no se queda en las buenas intenciones, no se queda  en los buenos pensamientos, traduce eso en decisiones concreta. Va hacia donde el padre y celebra con el padre la reconciliación.
Eso es fundamental y yo quisiera que ustedes lo vivieran hoy, lo comprendieran hoy, lo tuvieran presente hoy.
Insisto, necesitamos:
1.- Reconocer nuestro error.
2.- Estar arrepentidos.
3.- Ser disponible.
4.- Pedir perdón.
Yo sé que es vergonzoso, a mi me ha tocado pedir perdón, yo a veces me he comportado muy mal, como presbítero que es peor, como presbítero me he comportado mal, como ministro de la reconciliación me he comportado mal. ¡Guau! Cuando me he dado cuenta he tocado ir donde la otra persona y bajar la cabeza, y pedir perdón; y decirle, Señor, te fallé. Señora perdóneme, señor perdóneme…
Uno tiene que entender eso, uno tiene que reconocer eso, uno no puede  vivir de otra manera la vida. Sin duda, cuidado con eso pero hay que actuar. Yo sé que es vergonzoso, yo se que uno se sonroja, pero uno mira a los ojos y le dice: “De verdad, pido perdón.” “De verdad, me equivoqué y aquí estoy dispuesto a que tú me perdones si esa es tu decisión, si es lo que tú quieres, si es lo que tu consideras.” Que importante tenerlo claro, que importante no olvidarlo.”
Pbro. Alberto Linero Gómez (Julio 24-2017)
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Para ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
🎵Felizdía🎵 El Padre Dios nos ama, nos bendice y es un Padre justo y misericordioso; siempre nos perdona y siempre nos acoge en sus brazos a pesar de las fallas que hemos cometido. Hagamos el esfuerzo por no volver a equivocarnos, luchemos por ello, para no fallarle a Él y a nuestros hermanos; y si lo hacemos nuevamente, con humildad reconozcamos nuestro error pidamos perdón y seamos persistentes en no volverlo a hacer.☺

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