❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Iniciamos
este nuevo día pidiéndole al Señor que nos bendiga. Si, necesitamos a diario la
bendición de Dios, necesitamos a diario que Él abra su mano poderosa y derrame
sobre nosotros su gracia y derrame sobre nosotros su presencia y derrame sobre
nosotros su poder. Nosotros necesitamos ser bendecidos y por eso le decimos en
este momento:
. ː̗̀†ː̖́ . Padre Dios, en el nombre de tu hijo
Jesús, te suplicamos que nos bendigas, te suplicamos que nos des salud, te suplicamos
que nos des unidad familiar, te suplicamos que abras caminos de prosperidad
para nosotros, te suplicamos que nos acompañes en cada una de las acciones que
tenemos que realizar. Todo lo ponemos en tus manos, todo lo ponemos en tu Presencia
porque nosotros Señor creemos en Ti, confiamos en Ti, esperamos en Ti.
Gracias Señor por bendecirnos, gracias por darnos tu
alegría y gracias por darnos tu paz. Amén, amén y amén.✿
Ayer hablábamos del consentirnos, decíamos que un vínculo afectivo,
es decir, una relación de amigos, una relación de esposos, una relación de pareja
estaba marcada primero por el consentimiento, por el consentir a la otra
persona y ayer hablábamos de la ternura, nos referíamos al poder de la ternura
y a la necesidad que los seres humanos tenemos de la ternura. Hay que
consentirse los unos a los otros, no tengamos miedo de ser tiernos con las
personas que amamos, al contrario, que se note a través de la ternura, a través
de la caricia que esa persona es muy importante para nosotros.
Pero segundo, hoy quisiera hablar del cuidarnos porque es
fundamental, hay que cuidarse. Mira, nosotros de alguna manera cuando
entablamos una relación, trabamos una relación con alguien, nosotros estamos diciendo
que esa persona nos importa, que esa persona nos interesa, que esa persona es
valiosa y buscamos la manera que nada alrededor le haga daño, buscamos la
manera que nuestras propias acciones no las dañe, buscamos la manera de evitar que
las palabras, las actitudes y los comportamientos nuestros las ponga en riesgo.
No se trata de sobreproteger a la otra persona, claro que no, cada uno es dueño
de sí mismo, cada uno es autogestor de su proyecto de vida, cada uno tiene la
dirección de su existencia y es responsable con ella; pero si se trata de
evitar por todos los medios posibles dañarla.
Si, a veces nuestro egoísmo dañe a los que amamos. A veces nuestras
propias taras dañan a los que amamos. A veces nuestras incapacidades no le
permiten a los demás realizase y terminan siendo tapias que no les permiten
avanzar.
Hoy yo quisiera insistirles a todos en cuidar a la persona
que ama y que eso sea explícito, que la otra persona sepa claramente que tú la
cuidas.
No entiendo cuando en una relación de pareja hay agresiones
de ningún tipo. Me duelen las agresiones verbales, me duelen las agresiones
emocionales y aún peor las agresiones físicas; no entiendo cómo alguien puede
formar una relación de pareja, con alguien que lo agrede, con alguien que lo
pon en riesgo, con alguien que lo hace sufrir. Eso implica que tú no estás
sano, cuando permites que la otra persona en vez de cuidarte, lo que haga es
dañarte, lo que haga es maltratarte; es porque no está sano, es porque tú no estás
haciendo las cosas bien. No podemos dejar bajo ninguna circunstancia que una
persona nos dañe, que una persona nos maltrate, que una persona nos haga
sufrir; al contrario, las personas que nos aman tienen que hacer todo lo
posible por cuidarnos.
¿Y qué significa cuidarnos? Evitar al máximo que suframos
por causa de ellas, ayudarnos a sanar heridas, ayudarnos a cargar las cargas de
la vida; es así, eso es una relación afectica, eso es una relación de amistad,
eso es una relación de pareja, eso es una relación de padres e hijos.
A veces me encuentro con hijos que no cuidan a sus padres,
sobre todo cuando ya estos están mayores, cuando estos han comenzado a vivir la
tercera edad, esos años dorados y se encuentran solos, abandonados; sus hijos
no están cerca, sus hijos no ayudan, no colaboran. Eso, no está bien, eso me
parece terrible, eso muestra que no saben amar.
Bien hacen los padres que cuidan a sus niños, que cuidan a
sus bebés y siempre están atentos a cuidarlos, no solo porque los niños nacen
casi que inaptos para a vida, sino porque todos necesitamos ser cuidados en la
historia, ser cuidados mientras vamos construyendo la vida, mientras vamos
sumando los días que pronto serán la vida completa.
¡Hey! Yo quisiera hoy invitarte a ti a preguntarte si ¿Tu
estas cuidando a las personas que dices amar o las estás exponiendo al riesgo,
o estás tú contribuyendo a que sufran, o estás tú generando espacios en los
cuales ellas, esas personas no se sientan bien? ¿Qué estás haciendo en tu
relación afectiva? ¿Cómo es ese vínculo que tienes? ¿Te ayuda? ¿Te hace crecer?
¿O definitivamente es un ancla que no te permite fluir, es un ancla que no te
permite navegar?
Siempre me ha impactado el pequeño tamaño del ancla en
comparación con el buque gigante. Cuántas veces ahí en el puerto de Santa Marta
veía esa experiencia y me golpeaba mucho ver que cómo un ancla que comparada
con el buque es pequeña, termina imposibilitando el movimiento, el fluir del
barco. ¿Así es tu relación? Tú tienes que crecer, tú tienes que salir adelante.
Eso es lo que tu hoy tendrías que pensar y lo que tu hoy tendrías que vivir. Tu
experiencia de Dios te ayuda a cuidar a los otros, si hay alguien que nos cuida
de verdad es Dios.
A mí me impresiona mucho la respuesta de Caín cuando Abel
ha muerto, cuando él ha asesinado a Abel. ¿Dónde está tu hermano? le pregunta
Dios y qué responde Caín ¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano? ¿Acaso yo soy
el cuidador de mi hermano?
¡Lástima! En la fraternidad, en la amistad, en el amor, de
alguna manera somos guardianes de nuestros hermanos, de nuestros amigos, de
nuestras parejas; las cuidamos, no quereos que sufran, no queremos que
padezcan, no queremos que lloren.
Insisto, no las sobreprotegemos, las dejamos ser pero sabemos
cuidarlas y sabemos buscar la manera que estén bien, por lo menos hacemos lo
que nos corresponde a nosotros. No basta con consentirlas, no basta con la
ternura, es necesario también cuidarlas y ahí hay preguntas que tendríamos que
hacer. ¿Qué tanto estamos cuidando a las personas que decimos amar? ¿Qué tanto
estamos cuidando a las personas que forman parte de nuestra historia, que
forman parte de nuestros círculos íntimos? ¿Somos realmente garantes de su
felicidad? ¿O no nos importa si sufren y si lloran?
No entiendo el amor cuando la otra persona llora, no
entiendo el amor cuando la otra persona sufre, no entiendo el amor así. Nadie
que agreda a otro puede decir que lo ama, claro que no, claro que no.
Pbro. Alberto Linero Gómez.
(Septiembre 05 - 2017)
❤✿. ː̗̀†ː̖́ .✿❤
Para
ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario