miércoles, 13 de septiembre de 2017

La oración ¿Qué es la oración?

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 Como todos los días aquí estamos necesitados del amor de Dios, aquí estamos, necesitados de su fuerza para salir adelante. Aquí estamos necesitados de su inspiración para saber actuar y para saber vivir de la mejor manera. Aquí estamos, necesitados de todo lo que Él nos puede dar. Gracias por aceptar esta invitación y gracias por compartir conmigo este momento. Gracias por abrir tu corazón y por dejar que podamos hablar de Dios y que podamos hablar con Dios. ¿Hablar de qué? De tus problemas, de mis problemas, de tus situaciones, de mis situaciones.
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Hoy quiero volver a insistir en la oración y quiero volver sobre ¿qué es la oración? Porque a veces nosotros nos olvidamos y a veces no entendemos bien qué es lo que significa orar, qué es lo que decimos cuando decimos oración. Yo creo que la oración es fundamentalmente tomar conciencia de Dios en nuestra vida. Yo creo que oramos cuando tenemos el corazón abierto para captar que Dios está ahí, que Dios está presente, que Dios no nos deja, que Dios nos acompaña.
Creo que la oración es eso, es tomar conciencia de su presencia en nosotros y claro, cuando uno toma conciencia de su presencia en nosotros, uno entabla un diálogo con Él, entabla una relación con Él. Por eso creo que la oración también es diálogo, que la oración también es compartir con Él.
Y ¿de qué dialogamos? De nuestra vida ¿De qué dialogamos? De nuestra cotidianidad ¿De qué dialogamos? De lo que hacemos, de lo que somos, de lo que estamos paleando, de lo que estamos viviendo. Por eso, cuando presido alguna asamblea de oración, lo primero que le digo a la gente es “Díganle al Señor cómo están.” Comencemos diciéndole al Señor qué hay en nuestro corazón y qué hay en nuestra vida. Tú me podrás decir: “Padre, Él lo sabe todo y ya sabe qué hay en nosotros.” Seguro, pero a nosotros nos hace mucho bien poder traducir en palabras lo que estamos viviendo. A nosotros nos ubica bien en la relación decirle: tenemos miedo, estamos preocupados, estamos tensos. Oye, que tú le puedas decir a Él lo que estás viviendo, lo que estas experimentando. La oración no es para impactarlo, la oración no es para rebuscar palabras, la oración no es para inventar situaciones, la oración no es para ponerse caretas, la oración no es para falsear la realidad. La oración es para decirle a Dios cómo estoy, en dónde estoy con la mayor tranquilidad.
Yo les tengo que decir que cuando escribo el oracional El Man está vivo, lo que busco es eso, lo que busco es que cada persona desde su cotidianidad conecte con Él. Y claro, hay días en los que amanezco triste y desde mi tristeza hablo con Él. Hay días que amanezco alegre y que los padres tienen  inmediatamente que saber que estoy alegre porque pongo música. Digo, grito enseguida ♪♫♪no me echen la culpa a mi échenle la culpa a Justi Barreto que es el que tiene esto encendido, él es el que sabe♪♫♪ y voy con una salas del gran combo, o me voy de vallenatos con un Diomedaso o con un…, que se yo; pero, pero, pero, desde esa alegría le hablo a Dios.
Hay días que tengo miedo, miedo porque me siento débil, miedo porque los problemas son muy grandes, miedo porque siempre hay gente que busca hacerte daño, siempre hay gente que quiere destrozarte, dañarte y aunque uno sea valiente, y aunque uno quiera ser valiente, experimenta miedo y desde ese miedo le hablo a Dios. Eso es lo que yo encuentro en los salmos. Cuando reviso los salmos, cuando reviso los ciento cincuenta salmos, lo que yo encuentro es hombres y mujeres que desde su situación de vida, comparten con Dios. Que desde su situación de vida le dicen a Dios qué están haciendo, cómo están viviendo, cómo están saliendo adelante.
Hoy, yo quisiera que esta reflexión, les ayudara a vivir con tranquilidad su oración, les ayudara a vivir sin aspavientos, sin eufemismos, sin palabras rebuscadas en sus momentos de encuentro con Él porque creo que es fundamental la oración personal, creo que es fundamental hablar con Dios, creo que es fundamental ponerse ante Él, escucharlo y hablarle. Y creo que los momentos de oración personal son básicos; si un creyente no tiene momentos de oración personal va a tener dificultades, tienen que existir esos momentos en los que hablo con Él de mi vida y en los que me siento escuchado, en los que me siento amado, y en los que yo le hablo a Él de todo lo que Él significa. Pero dos, también la oración comunitaria que se puede vivir en nuestros grupos de oración, en nuestras asambleas de oración, o en la celebración de los sacramentos. Que importante que haya para nosotros momentos de orar con otros, momentos de celebrar la vida con otros; partiendo desde nuestras realidades, partiendo desde lo que somos, partiendo desde lo que vivimos, partiendo ¡va! de la solidaridad que experimentamos los unos a los otros. Y entonces es importante el grupo de oración, es importante la asamblea de oración, es importante celebrar los sacramentos, ir el domingo a la parroquia, celebrar en la parroquia, tener una vida parroquial. Eso es valioso y fundamental en la dimensión espiritual, en la experiencia de la oración.
¿Cómo está tu oración? ¿Eres un orante?
Ayer nos decía Lucas que Jesús subió al Monte y pasó la noche en oración, subió al Monte y pasó la noche en oración. Iba a tomar una decisión hermosa que era la de llamar a sus discípulos y ¿qué hace antes? Ora
Tú, en tus dificultades, en tus problemas ora. Tú ante tus proyectos, ante tus sueños, ora. Tú constantemente vive orando que es lo más importante que podemos hacer; orar, clamar al Dios del cielo porque Él no nos deja, porque Él no nos abandona, porque Él nos llena de su alegría y nos llena de su paz.
Bendito sea Dios, alabado y glorificado sea Dios que hoy nos recuerda lo importante que es la oración, lo importante que es encontrar en Él el sentido de todo lo que hacemos, de todo lo que vivimos, de todo lo que luchamos, de todo lo que buscamos.
Pbro. Alberto Linero Gómez.  (Septiembre 13 - 2017)
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Para ampliar esta reflexión los invito a ver el vídeo:


🎵Felizdía🎵 El Padre Dios es un Padre amoroso y misericordioso que todos los días nos da muestras de su amor tan grande y nos bendice. Nada más satisfactorio que darle gracias por tanto amor y por sus bendiciones con la oración; Él nos responde o a través de otros, a través de situaciones y experiencias; nunca nos abandona, siempre está con nosotros.

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