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“♪♫♪♪♫♪ No se ustedes pero yo
amanecí feliz, estoy vivo, estoy vivo, estoy con ganas de seguir adelante, con
ganas de luchar; superando dificultades. Tengo gente que me ama y también yo
amo a otras personas. No sé, tengo trabajo, estoy luchando, estoy esforzándome,
no sé; amanecí feliz ♪♫♪♪♫♪
Estoy contento y ¿sabes por qué? Porque
además de eso tengo a Dios, que me bendice al iniciar este nuevo día, que me
bendice y me llena de su fuerza y me llena de su gozo al iniciar esta nueva
jornada.
Un día de bendición, vamos
a decirlo, dilo conmigo, repítelo: “Este es un día de bendición.” Dilo otra
vez: “Este es un día de bendición.” Vuelve a decirlo: “Este es un día de bendición.”
Y sabes, que nosotros tenemos que vivir con esa seguridad, con esa certeza, con
la seguridad y con la certeza de que estamos en un día de bendición y de que
todo saldrá bien, y de que todo saldrá como nosotros hemos soñado en el nombre
del Señor.
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Hoy quisiera compartir con
ustedes tres actitudes que me parecen fundamental al embarrarla, al
equivocarse, al fallarnos; tres actitudes que nos deben ayudar a pedir perdón,
que nos deben ayudar a mirar a los ojos a las otras personas y decir, fallé:
1.- Uno debe ser humilde y entiendo la
humildad como la conciencia que uno tiene de lo que hace y de lo que ocasiona
con sus acciones, es decir, las acciones y las consecuencias.
Creo que nosotros tenemos
que ser, hombres y mujeres capaces de decir: “No estoy actuando como debemos
actuar.” Eso se llama humildad. La primera actitud ante un error, es la
humildad. Uno no puede embarrarla y además de eso, dárselas de, tu sabes;
porque ahí si diría la gente tras de
ladrón, bufón. No, no, no, calma, tú tienes que ser humilde, si la embarraste
reconoce que te equivocaste, ten conciencia de lo que hiciste, ten conciencia
de lo que has ocasionado, ten conciencia de cómo tu comportamiento ha podido
dañar a otros, o ha podido, definitivamente, romper relaciones con los otros.
Me encuentro esposos que la
embarran... “Yo no hice nada, me viste con la otra y qué.” Oye, cálmate. ¿Vas a
pedir perdón así? ¿Vas a continuar una relación así? O gente que destruye lo
que tiene en casa, destruye la vida de los otros y… “Bueno ¿y qué? Si ¿Y qué?
Yo no sé si a ustedes les hace felices eso, pero de las cosas que más me
molesta a mí, es que alguien que ha fallado, no reconozca que falló. Para eso
se necesita humildad. Tiene que ser uno consciente de lo que está haciendo, de
lo que ha hecho, ¡Por Dios!
2.- Esa humildad te tiene
que llevar a no buscar excusas, a no
autojustificarte, a no engañarte, a no mentir. Tú te ríes pero mucha gente es
especialista en excusa, mucha gente tiene doctorados en excusas, mucha gente
tiene doctorados en experiencias de excusar y de culpar al otro….”Yo soy así
porque él hizo aquello, yo estoy aquí porque Saturno se movió, yo hice esto
porque aquí está soplando la brisa, yo….” Y cualquier cantidad de excusas,
algunas veces, perdóneme la palabra, estúpidas, algunas excusas son un insulto
a la inteligencia. Algunas veces a mí hasta me gusta mirar a la gente y decirle
¡Hey! Tú me crees… ¿Cómo me crees? ¿Me crees?
Eres humilde, tienes
conciencia de lo que haces, tienes conciencia de lo que ocasionas. Dos, eres
una persona que no busca excusarse, que si la embarró, la embarró. De las cosas que mi abuelita materna
Cleotilde me decía constantemente era: “La verdad, por la verdad murió Cristo”,
decía ella en la manera de entender el mundo “La verdad y por la verdad murió
Cristo.” Y es así, es así. No dejes, no dejes, y esto te lo digo con
tranquilidad, que tu miedo a enfrentar la verdad te lleve a decir excusas que
lo único que muestran es que estás muy
mal, es que tú no estás… Si te equivocaste, si fallaste tienes conciencia de tu
error, tienes conciencia de hasta dónde llegan, las consecuencias de tus actos.
Dos, no buscas excusas, sino que tranquilamente, serenamente miras a los ojos y
dices. “Yo fui el responsable, no hice
lo que tenía que hacer, me equivoque de la manera, que no debía.
3.- Es importante pedir
perdón o excusas. Si, es importante pedir perdón, si crees que tu acción y si
crees que esas consecuencias son graves, dañan a la otra persona. ¡Hey! pide
perdón. “Te pido que me perdones, te pido que me regales el don del perdón, te
dallé, no hice lo que correspondía. Segundo, es importante, bueno no es una
cosa grave, pero si debo pedir, presentar excusas, oye te presento mis excusas
por mi comportamiento, por mi actuar, no actué como debía, no hice lo que
debía, no hice lo que correspondería a una persona como yo y fallé y por eso en
este momento te solicito que me excuses,
que me regales un sentimiento de
perdón y de excusas.
Tres actitudes para tener
en cuenta:
1.- Humildad. No seas, insisto, la embarran y tras
que la embarran “¡Si y qué!” No tampoco.
2.- Importante, que lo
tengas claro que no lo olvides. Se capaz de reconocer tu error, de no excusarte
o autojustificarte.
3.- Pedir perdón, u ofrecer
excusas, o disculpas. “Mi amor fallé.”
Tres cosas que aprendí de
niño que agradezco la crianza, a veces dura de mamá y de papá, siempre me
dijeron: “Ahora le presenta excusas a su hermano, usted se comportó como no
debía, que he tenido el temperamento así medio, tu sabes, medio enredado y
entonces por favor; oye, iba donde Álvaro, o iba donde Heriberto, o iba donde
Goseline… “Oye, fallé, no hice lo que tenía que hacer” Es importante la excusa,
pedir, ofrecer; para que el otro sepa que yo reconozco mi falla y que no voy a
volverlo a hacer, y que no quiero
volveré a hacer, y que no voy a seguir actuando de esa manera.
Oremos:
ː̗̀†ː̖́ “Padre Dios, en
esta mañana te alabamos y te bendecimos, en esta mañana te damos gracias porque
Tu eres un Dios bueno, porque Tu eres un Dios misericordioso, porque Tu eres un
Dios poderoso. En esta mañana Señor, te entregamos nuestra vida, te entregamos
este día, te entregamos todo lo que vamos a vivir a lo largo de él. Padre Dios,
queremos estar unidos a Ti, queremos amarte a Ti y queremos confiar en Ti.
En el nombre de tu hijo Jesús, te pedimos que nos ayudes a solucionar
los problemas que tenemos. En el nombre de tu hijo Jesús te pedimos que nos
ayudes a resolver todas las situaciones que nos han hecho sufrir y que nos han
hecho padecer. Tu sabes mi Dios, Tu sabes, mi Señor, que necesitamos de Ti, que necesitamos de tu alegría, que
necesitamos de tu gozo. Danos fuerza para resolver esos problemas, danos
fuerzas para vencer esas situaciones. Te entregamos también a las personas que
amamos. Tu sabes que muchas veces con nuestras palabras, con nuestras actitudes,
con nuestros comportamientos la hemos dañado, las hemos dañado; te solicito
Padre, te solicito mi Señor que actúes en ellas y que les ayudes. Te solicito
mi Señor que les toques el corazón y que le hagas que viva de una manera
diferente. Sánalas, si están heridas, sánalas y permíteles Señor que me
perdonen, y permíteles que me den una nueva oportunidad, porque yo quiero
ayudarles a crecer, ayudarles a salir adelante y no quiero repetir esos comportamientos.
Te pido también Señor que me des salud, Tu sabes cómo estoy, Tú conoces
todo mi ser. Padre, en el nombre de tu hijo, por su sangre derramada en la
cruz, te pedimos que nos des salud, danos tu salud, danos la oportunidad de
seguir adelante, porque Tú eres un Dios bueno y Tú eres un Dios poderoso y
nosotros confiamos, y creemos en Ti.
Te amamos Señor, te amamos y sabemos que Tú lo eres todo. Amén, amén y
amén.”
Pbro. Alberto Linero
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Y para
escuchar el audio con la reflexión e aquí el enlace para ello: https://drive.google.com/file/d/0B4V8rL5UAbhRRjktZ3hQSkpxa1k1elV2T1pkTnBWVldtMFBB/view?usp=sharing
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