viernes, 23 de septiembre de 2016

Actitudes fundamentales para el momento en que nos equivocamos.

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 “♪♫♪♪♫♪ No se ustedes pero yo amanecí feliz, estoy vivo, estoy vivo, estoy con ganas de seguir adelante, con ganas de luchar; superando dificultades. Tengo gente que me ama y también yo amo a otras personas. No sé, tengo trabajo, estoy luchando, estoy esforzándome, no sé; amanecí feliz ♪♫♪♪♫♪ Estoy contento y ¿sabes por qué? Porque además de eso tengo a Dios, que me bendice al iniciar este nuevo día, que me bendice y me llena de su fuerza y me llena de su gozo al iniciar esta nueva jornada.
Un día de bendición, vamos a decirlo, dilo conmigo, repítelo: “Este es un día de bendición.” Dilo otra vez: “Este es un día de bendición.” Vuelve a decirlo: “Este es un día de bendición.” Y sabes, que nosotros tenemos que vivir con esa seguridad, con esa certeza, con la seguridad y con la certeza de que estamos en un día de bendición y de que todo saldrá bien, y de que todo saldrá como nosotros hemos soñado en el nombre del Señor.
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Hoy quisiera compartir con ustedes tres actitudes que me parecen fundamental al embarrarla, al equivocarse, al fallarnos; tres actitudes que nos deben ayudar a pedir perdón, que nos deben ayudar a mirar a los ojos a las otras personas y decir, fallé:
 1.- Uno debe ser humilde y entiendo la humildad como la conciencia que uno tiene de lo que hace y de lo que ocasiona con sus acciones, es decir, las acciones y las consecuencias.
Creo que nosotros tenemos que ser, hombres y mujeres capaces de decir: “No estoy actuando como debemos actuar.” Eso se llama humildad. La primera actitud ante un error, es la humildad. Uno no puede embarrarla y además de eso, dárselas de, tu sabes; porque ahí si diría la gente  tras de ladrón, bufón. No, no, no, calma, tú tienes que ser humilde, si la embarraste reconoce que te equivocaste, ten conciencia de lo que hiciste, ten conciencia de lo que has ocasionado, ten conciencia de cómo tu comportamiento ha podido dañar a otros, o ha podido, definitivamente, romper relaciones con los otros.
Me encuentro esposos que la embarran... “Yo no hice nada, me viste con la otra y qué.” Oye, cálmate. ¿Vas a pedir perdón así? ¿Vas a continuar una relación así? O gente que destruye lo que tiene en casa, destruye la vida de los otros y… “Bueno ¿y qué? Si ¿Y qué? Yo no sé si a ustedes les hace felices eso, pero de las cosas que más me molesta a mí, es que alguien que ha fallado, no reconozca que falló. Para eso se necesita humildad. Tiene que ser uno consciente de lo que está haciendo, de lo que ha hecho, ¡Por Dios!
2.- Esa humildad te tiene que llevar  a no buscar excusas, a no autojustificarte, a no engañarte, a no mentir. Tú te ríes pero mucha gente es especialista en excusa, mucha gente tiene doctorados en excusas, mucha gente tiene doctorados en experiencias de excusar y de culpar al otro….”Yo soy así porque él hizo aquello, yo estoy aquí porque Saturno se movió, yo hice esto porque aquí está soplando la brisa, yo….” Y cualquier cantidad de excusas, algunas veces, perdóneme la palabra, estúpidas, algunas excusas son un insulto a la inteligencia. Algunas veces a mí hasta me gusta mirar a la gente y decirle ¡Hey! Tú me crees… ¿Cómo me crees? ¿Me crees?
Eres humilde, tienes conciencia de lo que haces, tienes conciencia de lo que ocasionas. Dos, eres una persona que no busca excusarse, que si la embarró, la embarró.  De las cosas que mi abuelita materna Cleotilde me decía constantemente era: “La verdad, por la verdad murió Cristo”, decía ella en la manera de entender el mundo “La verdad y por la verdad murió Cristo.” Y es así, es así. No dejes, no dejes, y esto te lo digo con tranquilidad, que tu miedo a enfrentar la verdad te lleve a decir excusas que lo único que muestran  es que estás muy mal, es que tú no estás… Si te equivocaste, si fallaste tienes conciencia de tu error, tienes conciencia de hasta dónde llegan, las consecuencias de tus actos. Dos, no buscas excusas, sino que tranquilamente, serenamente miras a los ojos y dices. “Yo  fui el responsable, no hice lo que tenía que hacer, me equivoque de la manera, que no debía.
3.- Es importante pedir perdón o excusas. Si, es importante pedir perdón, si crees que tu acción y si crees que esas consecuencias son graves, dañan a la otra persona. ¡Hey! pide perdón. “Te pido que me perdones, te pido que me regales el don del perdón, te dallé, no hice lo que correspondía. Segundo, es importante, bueno no es una cosa grave, pero si debo pedir, presentar excusas, oye te presento mis excusas por mi comportamiento, por mi actuar, no actué como debía, no hice lo que debía, no hice lo que correspondería a una persona como yo y fallé y por eso en este momento te solicito que me excuses,  que me regales un  sentimiento de perdón y de excusas.
Tres actitudes para tener en cuenta:
1.-  Humildad. No seas, insisto, la embarran y tras que la embarran “¡Si y qué!” No tampoco.
2.- Importante, que lo tengas claro que no lo olvides. Se capaz de reconocer tu error, de no excusarte o autojustificarte.
3.- Pedir perdón, u ofrecer excusas, o disculpas. “Mi amor fallé.”
Tres cosas que aprendí de niño que agradezco la crianza, a veces dura de mamá y de papá, siempre me dijeron: “Ahora le presenta excusas a su hermano, usted se comportó como no debía, que he tenido el temperamento así medio, tu sabes, medio enredado y entonces por favor; oye, iba donde Álvaro, o iba donde Heriberto, o iba donde Goseline… “Oye, fallé, no hice lo que tenía que hacer” Es importante la excusa, pedir, ofrecer; para que el otro sepa que yo reconozco mi falla y que no voy a volverlo a hacer,  y que no quiero volveré a hacer, y que no voy a seguir actuando de esa manera.
Oremos:
ː̗̀†ː̖́  Padre Dios, en esta mañana te alabamos y te bendecimos, en esta mañana te damos gracias porque Tu eres un Dios bueno, porque Tu eres un Dios misericordioso, porque Tu eres un Dios poderoso. En esta mañana Señor, te entregamos nuestra vida, te entregamos este día, te entregamos todo lo que vamos a vivir a lo largo de él. Padre Dios, queremos estar unidos a Ti, queremos amarte a Ti y queremos confiar en Ti.
En el nombre de tu hijo Jesús, te pedimos que nos ayudes a solucionar los problemas que tenemos. En el nombre de tu hijo Jesús te pedimos que nos ayudes a resolver todas las situaciones que nos han hecho sufrir y que nos han hecho padecer. Tu sabes mi Dios, Tu sabes, mi Señor, que necesitamos  de Ti, que necesitamos de tu alegría, que necesitamos de tu gozo. Danos fuerza para resolver esos problemas, danos fuerzas para vencer esas situaciones. Te entregamos también a las personas que amamos. Tu sabes que muchas veces con nuestras palabras, con nuestras actitudes, con nuestros comportamientos la hemos dañado, las hemos dañado; te solicito Padre, te solicito mi Señor que actúes en ellas y que les ayudes. Te solicito mi Señor que les toques el corazón y que le hagas que viva de una manera diferente. Sánalas, si están heridas, sánalas y permíteles Señor que me perdonen, y permíteles que me den una nueva oportunidad, porque yo quiero ayudarles a crecer, ayudarles a salir adelante y no quiero repetir esos comportamientos.
Te pido también Señor que me des salud, Tu sabes cómo estoy, Tú conoces todo mi ser. Padre, en el nombre de tu hijo, por su sangre derramada en la cruz, te pedimos que nos des salud, danos tu salud, danos la oportunidad de seguir adelante, porque Tú eres un Dios bueno y Tú eres un Dios poderoso y nosotros confiamos, y creemos en Ti.
Te amamos Señor, te amamos y sabemos que Tú lo eres todo. Amén, amén y amén.
Pbro. Alberto Linero            
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Y para escuchar el audio con la reflexión e aquí el enlace para ello: https://drive.google.com/file/d/0B4V8rL5UAbhRRjktZ3hQSkpxa1k1elV2T1pkTnBWVldtMFBB/view?usp=sharing
 

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