martes, 6 de septiembre de 2016

Dos realidades, la oración y la celebración sacramental.

                                                         . ː̗̀†ː̖́ .
“Una bendición especial para ti, que el Dios de la vida te llene de su amor, que el Dios de la vida te llene de su fuerza, de su poder, que el Dios de la vida te haga sentir sano y te haga sentir con toda la fuerza y con todos los bríos para seguir adelante.
Aquí estamos con el corazón abierto y dispuestos a recibir de Dios todas las bendiciones que Él tiene para con nosotros, por eso te animo a iniciar este día con ganas, a iniciar este día con fuerza, a iniciar este día con la certeza que te da la fe, con la certeza que te da el saberte amado y bendecido por Dios.
                             ❤. ː̗̀†ː̖́ .
Hoy quisiera proponerles a ustedes dos temáticas que para mí son muy importantes:

1.- La necesidad de vivir una experiencia de oración, constante, una experiencia de oración sincera, intensa; que nos permita sentirnos fuertes y que nos permita vivir la vida a la manera de Dios.
El tema de la oración es fundamental y es necesaria la oración constante, no basta con una oración un momentito, un instante y otro instante; no, tiene que ser una oración constante. Que la vida toda sea una oración, pero también una oración intensa, es decir una oración apasionada, una oración en los cales los temas fundamentales de nuestra vida estén siempre expuestos y tres, una oración sincera, nacida del corazón. De nada  sirve que nosotros ante Dios nos pongamos caretas, nos pongamos que te digo yo, disfraces y no le digamos a Él lo que realmente está pasando en el corazón.
La oración es fundamental, la oración es necesaria y si tú quieres salir adelante es necesario, es fundamental que aprendas a amar y aprendas a orar. La oración es amor, amor a Dios, amor a ti mismo, amor a los hermanos. Pero no puede faltar la oración en ningún instante de tu vida, por eso es que escribí el oracional “El Man está vivo.” Creo que es un regalo de Dios, creo que es Él el que lo pone en el corazón y ¿saben por qué? Porque creo que la oración sea un hábito, que la oración sea uno de los tantos buenos hábitos que tenemos a lo largo de la historia. No basta insisto, con hacer momentos espontáneos y momentos aislados de oración, no; tenemos que ser gente que vive orando constantemente para salir adelante y para ser feliz.
Yo quisiera insistir en dos maneras de orar que para mí son fundamentales:
Primero dar gracias a Dios por todo lo que tenemos, por todo lo que vivimos, por todo lo que Él nos da a diario. Nosotros somos gente bendecida, nosotros somos gente que hemos recibido de Dios mucho, Él constantemente nos está dando sus dones, Él constantemente nos está dando sus bendiciones, constantemente nos está ayudando a seguir adelante. Nuestra oración debe ser una continua acción de gracias, nuestra oración debe ser un continuo darle gracias a Dios por cada una de las experiencias, por cada una de las personas, por cada una de las situaciones que están en nuestra vida.
Siempre, cuando hablo de la oración de acción de gracias recuerdo a Juan Eudes. Juan Eudes, el fundador de mi congregación, de los padres eudistas, de la congregación de Jesús y María, Juan Eudes escribió un libro que se llama “Los beneficios de Dios” y en ese libro el padre Eudes lo que hace fundamentalmente es darle gracias a Dios por cada una de las realidades de su vida. Es un libro autobiográfico, pero no es una biografía contada desde los relatos de sus trabajos, desde los relatos de sus enfrentamientos, de los relatos de sus aprendizajes, no, sino que es contada desde su acción de gracias. << Nací el 15 de noviembre, gracias Señor. Mi papá, gracias Señor. Mi mamá, gracias Señor. Estudié, gracias Señor. >> Toda su vida la vuelve una acción de gracias al Dios vivo y al Dios verdadero. Eso es fundamental.
Si nosotros aprendemos a dar gracias, si nosotros aprendemos a reconocer lo que Dios ha hecho en nuestra vida seguramente vamos a tener una actitud distinta en la historia. No vamos a ser pesimistas, no vamos a ser hombres y mujeres que lloran por todo, que se creen derrotados siempre, sino al contrario, desde la experiencia de un Dios que nos ha dado tanto, viviremos alabando y viviremos bendiciendo su nombre.
Es importante que aprendas a descubrir las maravillas de Dios en ti. Muchas veces nosotros estamos esperando prodigios maravillosos, signos grandotes; estamos esperando grandes milagros y resulta que la acción de Dios se está dando ahí, en lo sencillo, ahí, en lo simple, ahí, en lo pequeño de la vida. Da gracias a Dios porque Él es bueno, porque Él es grande, porque Él es misericordioso, porque Él es bondadoso, porque Él te perdona, por todas las cosas que Él hace en ti.
Es fundamental la oración de acción de acción de gracias y segundo, la oración de súplica, para mi es fundamental.
 Yo creo que necesitamos poner nuestras súplicas en la Presencia del Señor, necesitamos decirle:
ː̗̀†ː̖́  “Señor, hemos fallado, no hemos actuado bien, no hemos hecho lo correcto; tenemos vacíos, tenemos necesidades y oramos ante Ti.”
Es necesario que haya una oración continua de súplica, que le pidamos a Él lo que necesitamos y se lo pedimos con la certeza de que Él nos lo da, se lo pedimos con la certeza de que Él nos da fuerza para que nosotros salgamos adelante y seamos más que vencedores. Se lo pedimos con la certeza de que Él nos ama y nunca nos ha abandonado y nunca nos ha dejado solos.
Súplica. A mí me fascina leer los salmos y encontrar en los salmos cuáles son las necesidades de los salmistas cuando hacen salmos de súplica. Tu sabes que hay varios tipos de salmos verdad, pero hay unos salmos que son salmos de súplica y a mí me gusta encontrarlos, leerlos y tratar de imaginar y tratar de entender qué necesidad hay detrás de esa oración, qué necesidad hay detrás de esa Palabra que se eleva ante Dios pidiendo ayuda. La oración, primera realidad, la oración de acción de gracias y oración de súplica.

Segunda realidad:

2.- La celebración de los sacramentos. Para nosotros los católicos es fundamental celebrar los sacramentos. Creo que tenemos que vivir nuestra vida bautismal, por allí comenzamos. Vivir nuestra vida bautismal que ha sido confirmada, vivir nuestra vida bautismal que ha sido vivida desde el bautismo obviamente y desde ese momento en el que recibimos, renovamos el Espíritu Santo y confirmamos nuestra fe. Pero si tú eres una persona casada vive tu sacramento del matrimonio. Que construyan ustedes realidades que los hagan salir adelante. Si ustedes están casados y sienten la gracia de Dios y viven la gracia de Dios, multiplíquenla, compártala, disfrutenla.
Y si es necesario confesarse e ir a celebrar el sacramento de la reconciliación, por favor, esa es una gracias grande, esa es una gracia extraordinaria. Necesitamos aprender eso y sobre todo vivir el sacramento de la eucaristía, no puede faltar la eucaristía en nosotros; los domingos en la capilla, en nuestra parroquia, con nuestra gente. Una de las cosas que he hecho en la celebración de los domingos que tenemos aquí en el canal es que yo celebro con pocas personas y muchos me dicen: << Pero padre que venga todo el mundo>>> y yo les digo <<No, no, no, vamos a celebrarlo con pocas personas>> Y ¿por qué lo vamos a celebrar con pocas personas? Porque la celebración de la eucaristía que tengo ese domingo no es una celebración que remplace la celebración de las parroquias. Por eso lo hago con pocas personas, lo que quiero es celebrar por los enfermos y por aquellos que no están. Chévere que todo el mundo lo vea, chévere que todo el mundo participe de ella. Algunos me dicen que a través de la homilía se preparan para luego ir a su parroquia, pero es necesario ir a su parroquia. Y estar en la eucaristía tiene que ser una oportunidad de encuentro con Dios, no se puede estar en la eucaristía como se está en un partido de fútbol, no podemos ser espectadores ¿a ver qué sucede? No. La asamblea es la celebrante y tú como miembro de la asamblea  estás celebrando la eucaristía y celebrar la eucaristía te tiene que hacer vivir a ti una experiencia maravillosa, de ánimo, de consuelo, de perdón, de súplica; todo lo celebras allí. Es que es la vida toda la que se celebra allí, es que es la vida toda la que se pone delante del altar luego de pasar a la mesa de la Palabra y seguir a la mesa eucarística.
Necesitamos celebrar la eucaristía, necesitamos católicos que gocen la eucaristía, necesitamos católicos que sepan disfrutarla y que sepan participar de ella.
Me preocupa que algunos presbíteros no valoran y no entienden el valor inconmensurable, el valor infinito que tiene la eucaristía y a veces no la preparan, y a veces no la disfrutan. No cuidad, cuidado, hay que celebrará con toda la pasión que hay en el corazón, porque es Jesús, el Señor el que está ahí. No solo en mi sacerdocio, no sólo en el altar, sino en ese pedazo y en ese poco de vino que se vuelve su cuerpo se vuelve su sangre.
Qué importante que nosotros aprendamos a celebrar la eucaristía y a vivirla a plenitud. Si vivimos la eucaristía a plenitud, seguro vamos a ser creyentes sanos, creyentes felices, creyentes que están listos para la batalla, creyentes que están listos para dar lo mejor de sí y salir hechos unos vencedores siempre.
No tengas miedo, pero hay dos realidades, la oración y la celebración sacramental. Para nosotros los católicos es fundamental, oramos a diario, oramos en casa, oramos en lo privado de nuestro corazón, celebramos la eucaristía con la certeza y con la fuerza de un Dios que nos llena, de un Dios que nos hace felices, de un Dios que nos da plenitud.
Que tú no lo olvides, Dios está con nosotros. Que tú no lo olvides, Dios nos llena de su alegría. Que tu no lo olvides, Dios nos hace felices.”

Pbro. Alberto Linero G.

Para escuchar el audio de esta reflexión, te proporciono el enlace para el audio en formato MP3, también allí podrás escuchar las lecturas de la Palabra propuestas para este día , sus reflexiones, la oración y la tarea: https://drive.google.com/file/d/0B4V8rL5UAbhRTHlub2lZb2E0SVZZNmlSaWMwUUQ5eU5vSFcw/view?usp=sharing

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