lunes, 5 de septiembre de 2016

La comunicación.

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Una bendición especial para ti, me da mucho gusto ponerme en contacto contigo en este domingo, domingo en el que nos preparamos para celebrar la eucaristía, domingo, que es el día del Señor, domingo que nosotros nos gozamos porque tenemos un momento para vivir nuestra fe, un momento para vivir la alegría de Dios, un momento para descansar y sobre todo un momento para estar con la familia, para estar con el esposo, con el esposa, con los hijos y disfrutar. Y en este domingo nosotros queremos comenzar haciendo una pequeña catequesis que nos prepare a la celebración de la eucaristía de hoy.
                          ❤. ː̗̀†ː̖́ .
Quisiera comenzar conversando con ustedes en torno a la experiencia de la comunicación.
Todo el mundo habla de la comunicación. ¿Cómo nos comunicamos bien? ¿Cómo logramos tener una comunicación asertiva? ¿Una comunicación efectiva? ¿Una comunicación exitosa?  Porque sin la comunicación las cosas no funcionan, no nos va bien sin la comunicación. Si nuestras relaciones están marcadas por la mala comunicación se generan conflictos, se generan malos entendidos, se generan situaciones que nos van a terminar ocasionando tragedias; tragedias existenciales y hasta tragedias físicas.
Por eso hoy quiero hablar de la buena comunicación. ¿Cuál es la buena comunicación? ¿Qué caracteriza a la buena comunicación?
Mira, vamos a ser claros, para saberse comunicar  hay que saber escuchar y hay que saber hablar.
Usted va a decir…“padre, descubrió que el agua moja.” Si, si, acabo de descubrir que el agua moja,  pero dolorosamente mucha gente no tiene claro eso y claro si no lo tiene claro lo que arma son peleas, lo que arman son situaciones difíciles, lo que arman son malos entendidos, bochinches, embrollos, que generan situaciones muy duras.

Entonces lo primero es saber escuchar y lo segundo es saber hablar.
Bueno, ¿qué caracteriza el saber escuchar? Vamos a ponerle al saber escuchar tres A…

1.- Atención. Si te estoy hablando, tú me atiendes, obvio; eso suena tan simple pero es tan complicado. La gente te dice, háblame que te voy a escuchar, háblame y te da la espalda. Si tú me das la espalda, yo no creo que tú, estés escuchando. Si tú estás haciendo otra cosa, yo no creo que me estés escuchando. Si tú te pones a leer el periódico, <<háblame, háblame; ¿dime qué quieres?>> Yo no me siento escuchado. Para que yo me sienta escuchado necesito tener tu atención y tu atención es todo, es corporal. La atención tiene que ver con mis ojos que están para ti, te estoy mirando; con mi cuerpo que está erguido para ti…Mi cuerpo también está dispuesto a escucharte, bien ubicadas las piernas, bien ubicados los brazos, el cuerpo… << ¿cuéntame, en qué te puedo servir; cuéntame, qué es lo que quieres compartir conmigo,  qué es lo que quieres decirme en este momento?>> Y todo mi ser, atento a ti.

2.- Apertura. Si usted no va a escuchar a alguien con apertura, es mejor que no lo escuche.
Hay gente que se parece a los muros esos donde uno juega tenis, que todo lo devuelven… Si me vas a escuchar tú tienes apertura para mí, tú crees que lo que yo voy a decir, que lo que yo voy a compartir puede ser importante, puede ser valioso, puede ser interesante y entonces claro, tú no solo estás atento sino que además de eso, tu estas con tranquilidad, con serenidad, tu estas abierto, tienes apertura de corazón para mí.

3.- Acogida. No hay nada mejor para la comunicación que sentirse acogido. ¿Qué tal a uno imagínate que lo rechacen? Le tiran a uno (la silla) <<yo voy a hablar contigo>>...Bien distinto a que la persona sentada…<<bien sentémonos, conversemos un momento. Nos detenemos; dime qué quieres tomar, ¿un tinto?, ¿agua?, ¿qué deseas? ¡Guau! Tú te sientes acogido, tú sientes  que te están diciendo algo que es importante, tú sientes que te están diciendo algo interesante.

Tres A que deben funcionar en nuestro ejercicio de saber escuchar: 1.- Atención. 2.- Apertura. 3.- Acogida. Si eso es así, yo te aseguro que la persona se va a sentir escuchada, es lo que llaman hoy escucha activa;  tú estás dispuesto a escuchar a la otra persona, eso es muy valioso y lo tenemos que tener presente si queremos salir adelante.

Pero bueno, no solo dije que era saber escuchar, también es saber hablar y para el saber hablar te propongo tres C:

1.- Claridad. El que sabe hablar habla claro, a mi me disgusta la gente que le dice a uno… (Habla enredado)  Y no falta el que diga, <<Si, te comprendo>>  No, no, háblame claro, dime lo que me vas a decir… Muchos de nuestros problemas pasan por falta de claridad, no se le dice al otro lo que se le tiene que decir claramente. Hay algunos que hablan en términos técnicos… Calma, claridad; si no estás hablando con otro médico, si no estás hablando con otro que forma parte de la ciencia de la medicina o de la salud humana, habla normalmente…
Para que nos entendamos lo primero es claridad. Ahora, ¿eso qué supone? Que uno sabe lo que quiere decir. Muchas veces el gran problema de no saber hablar es que uno no ha definido que quiere decir. Uno tiene que tener claro lo que quiere decir.  Yo le voy a decir a esta persona esto y lo ha pensado y lo ha planeado y entonces lo dice. Primera C, claridad, sino, no funciona y te va a generar más problemas.

2.- Caridad. ¿Qué significa esto? Que respeto a la otra persona, que valoro a la otra persona y que no quiero dañar a la otra persona. Caridad.
<<Oye bruto, tonto, inútil.>>No, no, no, cuando ya me dices esas tres cosas espera que yo te responda, tu sabes…
Yo ni se tu pero a mí no me gusta que me maltraten y hay mucha gente ofensiva…
Es necesario, es fundamental, la caridad. Te respeto, no te digo nada que te ofenda, no te digo nada que te hiera porque ojo, el que dice cosas que ofenden, debe esperar cosas que ofenden; es así…

3.- Calidad. ¿Qué significa eso? Hombre, que lo que estamos conversando, transforma la relación que tenemos, le aporta algo nuevo a la relación que tenemos… <<<Oye, porque si lo que te voy a decir ni te importa, ¿para qué te lo voy a decir? ¿Pa qué gastamos ese tiempo.>>
Tiene que ser algo calidoso, no solo está dicho  en términos de calidad sino que además quiere transformar, quiere generar que nuestra relación mejore, que los malos entendidos se solucionen, que nuestra experiencia crezca y que nos sintamos amados y que nos sintamos valorados, y que nos sintamos queridos y que nos sintamos todo eso que da la calidad.

Tres A para escuchar, Atención, no la vayas a olvidar, Apertura y Acogida; y tres C para conversar 1.- Claridad, 2.- Caridad y 3.- Calidad.
Eso es fundamental para salir adelante. Si eso se hace con todo el mundo, con los hijos; miren, nos hace falta tanto diálogo con los hijos. Yo les voy a decir, la gran tragedia que hoy tenemos es que los papás se han olvidado de dialogar con los hijos, los papás se han olvidado de que a los hijos los forman ellos. Yo se que son importantes las escuelas, yo se que son importantes los colegios, pero a mis hijos, si yo tuviera, los formo yo con mi esposa. ¿Quién los va a enseñar a ser honrados? Yo. Cuando tragan un sacapuntas, yo se los hago devolver. Es que así comienzan las cosas.
Cuando viene llorando, yo soy el que lo animo y lo fortalezco para que sepa defenderse, no lo mando a pelear…

Necesitamos el diálogo con los hijos, esa apertura, esa atención, esa acogida con el hijo para a que el hijo se sienta bien, no importa cuántos años tenga…como un amigo sin ser amigo porque tu realmente no eres su amigo, tu eres su papá y tú hablas con claridad con él, y lo escuchas, lo escuchas. Porque si te la sabes todas y ya tienes claro todo., ¿para qué vas a hablar con él? Eso es fundamental. Con la pareja ni se diga, las grandes tragedias que tenemos con las parejas pasan por allí, las grandes tragedias que tenemos con las parejas pasan por allí, no nos entendemos bien, somos incapaces de saber escuchar y somos incapaces de saber hablar; y se generan, embrollos, bochinches, peleas, se generan situaciones jartas y miren, desgracias han venido por mala comunicación.

Yo creo que es un tema sencillo que tú puedes trabajar, es un tema sencillo que tú puedes resolver y que tu puedes mirar con tranquilidad, con serenidad. Para nosotros los cristianos, sobre manera, un cristiano tiene que saber hablar, un cristiano tiene que saber escuchar, un cristiano no se puede volver alguien que no sabe comunicarse con el otro Si uno no aprende a comunicarse con los demás, no va a salir adelante, esto lo digo pensando en todos. A mí me parece que los grandes problemas de nuestras organizaciones son de comunicación. A mí me parece que los grandes problemas que hay en familias  son de comunicación. Muchos estamentos del estado, falta aprender a comunicarse, no nos comunicamos bien y claro, se generan dificultades insoportables, se generan dificultades que no sabemos cómo sacar adelante, dificultades que nos terminan haciendo sufrir, nos terminan, haciendo llorar, nos terminan haciendo creer que todo está mal, que nada funciona y vienen los problemas.
Es sencillo y sobre todo hay que tener tiempo para saber escuchar; no solo saber escuchar, sin tener tiempo para la escucha. Hay gente que cree que se las sabe todas, nadie se las sabe todas… Hay que saber escuchar y hay que saber estar dispuestos, a sostener  relaciones que te ayuden a crecer sostener relaciones que te ayuden a salir adelante, que te ayuden a dar lo mejor de ti.

Te invito a ampliar esta reflexión del padre Linero a través del enlace de Youtube que te comparto con la catequesis de hoy domingo 04 de septiembre del 2016
El Señor te bendiga. Feliz domingo.

                  

                                              . ː̗̀†ː̖́ .

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