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Una bendición especial para ti, me da mucho gusto
ponerme en contacto contigo en este domingo, domingo en el que nos preparamos
para celebrar la eucaristía, domingo, que es el día del Señor, domingo que
nosotros nos gozamos porque tenemos un momento para vivir nuestra fe, un
momento para vivir la alegría de Dios, un momento para descansar y sobre todo
un momento para estar con la familia, para estar con el esposo, con el esposa,
con los hijos y disfrutar. Y en este domingo nosotros queremos comenzar haciendo
una pequeña catequesis que nos prepare a la celebración de la eucaristía de hoy.
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Quisiera comenzar conversando con ustedes en torno
a la experiencia de la comunicación.
Todo el mundo habla de la comunicación. ¿Cómo nos
comunicamos bien? ¿Cómo logramos tener una comunicación asertiva? ¿Una
comunicación efectiva? ¿Una comunicación exitosa? Porque sin la comunicación las cosas no
funcionan, no nos va bien sin la comunicación. Si nuestras relaciones están
marcadas por la mala comunicación se generan conflictos, se generan malos
entendidos, se generan situaciones que nos van a terminar ocasionando
tragedias; tragedias existenciales y hasta tragedias físicas.
Por eso hoy quiero hablar de la buena comunicación.
¿Cuál es la buena comunicación? ¿Qué caracteriza a la buena comunicación?
Mira, vamos a ser claros, para saberse
comunicar hay que saber escuchar y hay
que saber hablar.
Usted va a decir…“padre, descubrió que el agua
moja.” Si, si, acabo de descubrir que el agua moja, pero dolorosamente mucha gente no tiene claro
eso y claro si no lo tiene claro lo que arma son peleas, lo que arman son
situaciones difíciles, lo que arman son malos entendidos, bochinches,
embrollos, que generan situaciones muy duras.
Entonces lo primero es saber escuchar y lo segundo
es saber hablar.
Bueno, ¿qué caracteriza el saber escuchar? Vamos a
ponerle al saber escuchar tres A…
1.- Atención. Si te estoy hablando, tú me atiendes,
obvio; eso suena tan simple pero es tan complicado. La gente te dice, háblame
que te voy a escuchar, háblame y te da la espalda. Si tú me das la espalda, yo
no creo que tú, estés escuchando. Si tú estás haciendo otra cosa, yo no creo
que me estés escuchando. Si tú te pones a leer el periódico, <<háblame,
háblame; ¿dime qué quieres?>> Yo no me siento escuchado. Para que yo me
sienta escuchado necesito tener tu atención y tu atención es todo, es corporal.
La atención tiene que ver con mis ojos que están para ti, te estoy mirando; con
mi cuerpo que está erguido para ti…Mi cuerpo también está dispuesto a escucharte,
bien ubicadas las piernas, bien ubicados los brazos, el cuerpo… <<
¿cuéntame, en qué te puedo servir; cuéntame, qué es lo que quieres compartir
conmigo, qué es lo que quieres decirme
en este momento?>> Y todo mi ser, atento a ti.
2.- Apertura. Si usted no va a escuchar a alguien
con apertura, es mejor que no lo escuche.
Hay gente que se parece a los muros esos donde uno
juega tenis, que todo lo devuelven… Si me vas a escuchar tú tienes apertura
para mí, tú crees que lo que yo voy a decir, que lo que yo voy a compartir
puede ser importante, puede ser valioso, puede ser interesante y entonces
claro, tú no solo estás atento sino que además de eso, tu estas con
tranquilidad, con serenidad, tu estas abierto, tienes apertura de corazón para
mí.
3.- Acogida. No hay nada mejor para la comunicación
que sentirse acogido. ¿Qué tal a uno imagínate que lo rechacen? Le tiran a uno
(la silla) <<yo voy a hablar contigo>>...Bien distinto a que la
persona sentada…<<bien sentémonos, conversemos un momento. Nos detenemos;
dime qué quieres tomar, ¿un tinto?, ¿agua?, ¿qué deseas? ¡Guau! Tú te sientes
acogido, tú sientes que te están
diciendo algo que es importante, tú sientes que te están diciendo algo
interesante.
Tres A que deben funcionar en nuestro ejercicio de
saber escuchar: 1.- Atención. 2.- Apertura. 3.- Acogida. Si eso es así, yo te
aseguro que la persona se va a sentir escuchada, es lo que llaman hoy escucha
activa; tú estás dispuesto a escuchar a
la otra persona, eso es muy valioso y lo tenemos que tener presente si queremos
salir adelante.
Pero bueno, no solo dije que era saber escuchar,
también es saber hablar y para el saber hablar te propongo tres C:
1.- Claridad. El que sabe hablar habla claro, a mi
me disgusta la gente que le dice a uno… (Habla enredado) Y no falta el que diga, <<Si, te
comprendo>> No, no, háblame claro,
dime lo que me vas a decir… Muchos de nuestros problemas pasan por falta de
claridad, no se le dice al otro lo que se le tiene que decir claramente. Hay
algunos que hablan en términos técnicos… Calma, claridad; si no estás hablando
con otro médico, si no estás hablando con otro que forma parte de la ciencia de
la medicina o de la salud humana, habla normalmente…
Para que nos entendamos lo primero es claridad. Ahora,
¿eso qué supone? Que uno sabe lo que quiere decir. Muchas veces el gran
problema de no saber hablar es que uno no ha definido que quiere decir. Uno
tiene que tener claro lo que quiere decir.
Yo le voy a decir a esta persona esto y lo ha pensado y lo ha planeado y
entonces lo dice. Primera C, claridad, sino, no funciona y te va a generar más
problemas.
2.- Caridad. ¿Qué significa esto? Que respeto a la
otra persona, que valoro a la otra persona y que no quiero dañar a la otra
persona. Caridad.
<<Oye bruto, tonto, inútil.>>No, no,
no, cuando ya me dices esas tres cosas espera que yo te responda, tu sabes…
Yo ni se tu pero a mí no me gusta que me maltraten
y hay mucha gente ofensiva…
Es necesario, es fundamental, la caridad. Te
respeto, no te digo nada que te ofenda, no te digo nada que te hiera porque
ojo, el que dice cosas que ofenden, debe esperar cosas que ofenden; es así…
3.- Calidad. ¿Qué significa eso? Hombre, que lo que
estamos conversando, transforma la relación que tenemos, le aporta algo nuevo a
la relación que tenemos… <<<Oye, porque si lo que te voy a decir ni te
importa, ¿para qué te lo voy a decir? ¿Pa qué gastamos ese tiempo.>>
Tiene que ser algo calidoso, no solo está
dicho en términos de calidad sino que además
quiere transformar, quiere generar que nuestra relación mejore, que los malos
entendidos se solucionen, que nuestra experiencia crezca y que nos sintamos
amados y que nos sintamos valorados, y que nos sintamos queridos y que nos
sintamos todo eso que da la calidad.
Tres A para escuchar, Atención, no la vayas a
olvidar, Apertura y Acogida; y tres C para conversar 1.- Claridad, 2.- Caridad
y 3.- Calidad.
Eso es fundamental para salir adelante. Si eso se
hace con todo el mundo, con los hijos; miren, nos hace falta tanto diálogo con
los hijos. Yo les voy a decir, la gran tragedia que hoy tenemos es que los
papás se han olvidado de dialogar con los hijos, los papás se han olvidado de
que a los hijos los forman ellos. Yo se que son importantes las escuelas, yo se
que son importantes los colegios, pero a mis hijos, si yo tuviera, los formo yo
con mi esposa. ¿Quién los va a enseñar a ser honrados? Yo. Cuando tragan un
sacapuntas, yo se los hago devolver. Es que así comienzan las cosas.
Cuando viene llorando, yo soy el que lo animo y lo
fortalezco para que sepa defenderse, no lo mando a pelear…
Necesitamos el diálogo con los hijos, esa apertura,
esa atención, esa acogida con el hijo para a que el hijo se sienta bien, no
importa cuántos años tenga…como un amigo sin ser amigo porque tu realmente no
eres su amigo, tu eres su papá y tú hablas con claridad con él, y lo escuchas,
lo escuchas. Porque si te la sabes todas y ya tienes claro todo., ¿para qué vas
a hablar con él? Eso es fundamental. Con la pareja ni se diga, las grandes
tragedias que tenemos con las parejas pasan por allí, las grandes tragedias que
tenemos con las parejas pasan por allí, no nos entendemos bien, somos incapaces
de saber escuchar y somos incapaces de saber hablar; y se generan, embrollos,
bochinches, peleas, se generan situaciones jartas y miren, desgracias han
venido por mala comunicación.
Yo creo que es un tema sencillo que tú puedes
trabajar, es un tema sencillo que tú puedes resolver y que tu puedes mirar con
tranquilidad, con serenidad. Para nosotros los cristianos, sobre manera, un
cristiano tiene que saber hablar, un cristiano tiene que saber escuchar, un
cristiano no se puede volver alguien que no sabe comunicarse con el otro Si uno
no aprende a comunicarse con los demás, no va a salir adelante, esto lo digo
pensando en todos. A mí me parece que los grandes problemas de nuestras
organizaciones son de comunicación. A mí me parece que los grandes problemas
que hay en familias son de comunicación.
Muchos estamentos del estado, falta aprender a comunicarse, no nos comunicamos
bien y claro, se generan dificultades insoportables, se generan dificultades
que no sabemos cómo sacar adelante, dificultades que nos terminan haciendo
sufrir, nos terminan, haciendo llorar, nos terminan haciendo creer que todo
está mal, que nada funciona y vienen los problemas.
Es sencillo y sobre todo hay que tener tiempo para
saber escuchar; no solo saber escuchar, sin tener tiempo para la escucha. Hay
gente que cree que se las sabe todas, nadie se las sabe todas… Hay que saber
escuchar y hay que saber estar dispuestos, a sostener relaciones que te ayuden a crecer sostener
relaciones que te ayuden a salir adelante, que te ayuden a dar lo mejor de ti.
Te invito a ampliar esta reflexión del padre Linero
a través del enlace de Youtube que te comparto con la catequesis de hoy domingo
04 de septiembre del 2016
El Señor te bendiga. Feliz domingo.
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