martes, 20 de septiembre de 2016

María. Silenciosa, abierta a la acción de Dios, fiel y ella permanece.

                         ❤. ː̗̀†ː̖́ .

 “Una bendición especial para ti, que el Dios de la vida te llene de su amor y que el Dios de la vida te llene de su paz. Aquí estamos, como todos los días, con el corazón abierto, con ganas de vivir, con ganas de salir adelante pero sobre todo, pidiéndole a Dios que nos bendiga, pidiéndole a Dios que nos llene de todo lo bueno, de todo lo que hay en su corazón para cada uno de nosotros.
Confío plenamente en el poder de Dios, creo plenamente en el poder de Dios, espero plenamente en el poder de Dios y por eso inicio el día con ganas, inicio el día con optimismo, con fuerza; confiando y creyendo que Él está a nuestro lado y en que Él quiere lo mejor para cada uno de nosotros, en que Él está siempre dándonos bendiciones y llenándonos de su alegría y llenándonos de su gozo.
Hoy te quiero invitar, para que tú le digas:

ː̗̀†ː̖́  “Señor, soy tuyo, me entrego a Ti, me doy a Ti, me pongo en tus manos y te suplico  que seas Tu el dueño de mi vida. Hoy Señor me pongo en tus manos y te suplico, que seas Tú quien dirija mi vida y quien me lleve por el camino del amor, del servicio, del perdón, de la bendición. Amén.”
                        . ː̗̀†ː̖́ .
Sin duda María. Es uno de los personajes más interesantes del Nuevo Testamento; sin duda ella se presenta como una mujer silenciosa. Son pocas las palabras de María en el Nuevo Testamento pero se presenta como una mujer  abierta a la acción de Dios, fiel a esa acción de Dios.
Nosotros encontramos en María el Magníficat:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.”

Dichosa dice ella, me llamarán las generaciones.
Lo que me gusta del Magníficat es que es un canto que está en toda la línea del Antiguo Testamento, sobre todo de la mirada profética. Si, Dios siempre ha estado en favor de los débiles, Dios siempre ha estado a favor de los hambrientos, Dios siempre ha estado a favor de ese que no tiene cómo defenderse, que no tiene cómo salir adelante. Dios ha sido siempre su fuerza, su poder; ha sido quien le ayuda, ha sido quien le bendice, ha sido quien le da lo mejor para salir  adelante. Pues bien ese canto de liberación está en boca de María.
Por eso a veces cuando algunos, presentan a María en una actitud tan distinta de las situaciones sociales, tan distantes de los compromisos,  yo digo, no entienden el Magníficat, no entienden ese canto que por algo Lucas pone en boca de María. Sin duda lo que está allí es la acción poderosa de Dios, que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
Ojalá nosotros entendiéramos a María desde ese compromiso y fuéramos nosotros gente que luchara por la equidad social, y fuéramos gente que lucháramos porque cada persona tuviera las condiciones mínimas para realizarse, tuviera las condiciones que necesita para vivir dignamente.
Esa es María, una María que a veces desconocemos. Sí, yo a veces leo  todo lo que dicen todos los mensajes marianos de algunas visiones y algunas cosas que hoy se presentan y digo ¿Dónde está ese aspecto social? ¿Dónde está ese aspecto que ella manifiesta  en e Magníficat? ¿Dónde está?  Es como si no estuviera presente, es como si nos hubiéramos olvidado de esa dimensión tan importante de la vida. Pero al lado de eso, María, es la abierta a la acción de Dios.
A mí me fascina el relato de la Anunciación, muchas veces lo he meditado ahí en la cueva donde la tradición dice que sucedió, ahí en Nazaret. Muchas veces en ese lugar que hace presente ese misterio, he meditado, preguntándome ¿Señor, cómo esta mujer, esta niña, esta doncella, esta virgen, abre el corazón, a tu acción poderosa, a tu acción misericordiosa? Y eso me emociona  y eso me hace feliz, y eso me llena de fuerzas. Oiga, abiertos a la acción de Dios y Dios nos sorprende, Dios siempre sorprende, Dios no está como nosotros quisiéramos que estuviera, no, Él sorprende, el hace cosas nuevas. Y María, con el corazón abierto, con el corazón dispuesto a la acción de Dios; con el corazón dispuesto a las maravillas de Dios.
Y sin duda lo que a ella le toca vivir en ese momento no es fácil, no es fácil, es duro. Todo el misterio que se encuentra allí, no es fácil de asumir, pero ella está abierta a la acción de Dios y creo que eso es fundamental para ser discípulos, tenemos que estar abiertos a la acción maravillosa de Dios.
Oiga, pero además de ser una mujer abierta a la acción de Dios es fiel, es fiel ¿Y por qué es fiel? Es fiel porque de alguna manera, quiere vivir en Dios y para vivir en Dios hay que ser fieles, para vivir en Dios uno no puede andar de aquí para allá y de allá para acá; si, no, no, si, si, si, no. No, uno tiene que estar en Él. Es fiel y eso es maravilloso.
A mí me fascina, que la encontramos allí, en la cruz, en el cuarto evangelio, en el evangelio de Juan, la encontramos ahí, a los pies de su hijo acompañándole; ella permaneció. Si el verbo importante, de los discípulos en el cuarto evangelio es permanecer, la que permanece es la madre de Jesús, está al inicio del  ministerio y al final del ministerio; en una inclusión maravillosa, permaneciendo. A pesar de los dolores, a pesar de las tristezas, a pesar de los miedos, permaneciendo. Y yo quisiera que ustedes y yo, hoy, pudiéramos permanecer, que ustedes y yo hiciéramos el esfuerzo de permanecer en Él. Al fin y al cabo hacemos el esfuerzo y Él nos da su gracia.  Al fin y al cabo lo intentamos y Él nos regala la fuerza de su Espíritu, y Él nos regala la Presencia de su Espíritu,  para que seamos capaces y para que podamos salir adelante.
Bendito Dios, alabado Dios. Hoy, confío en Él, creo en Él, espero en Él, y todos mis miedos, todos mis dolores, todos mis sueños, todas mis preocupaciones puestas en sus manos para que Él haga su voluntad y para que Él nos muestre el camino, que conduce a la bendición, a la felicidad, al gozo que es al fin y al cabo lo que todos queremos.”
Pbro. Alberto Linero Gómez.
                        . ː̗̀†ː̖́ .
Para ampliar esta reflexión sobre:

El Magníficat: Lucas 1, 46-55
La Anunciación: Lucas 1, 26-38
María a los pies de su hijo Jesús en la cruz: Juan 19, 25-27

Y para escuchar el audio con la reflexión e aquí el enlace para ello: 
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