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“Clamo al Dios del cielo
que te bendiga en este momento. Clamo al Dios del cielo que te haga sentir su
poder, que te haga sentir su alegría, que te haga sentir su gozo. Clamo al Dios
del cielo, que en este momento, Él que es el padre de Nuestro Señor Jesucristo,
te haga sentir que te está cuidando, que te está protegiendo, que te está
llenando de su amor. Suplico a Él, que en este momento tome posesión de tu casa
física, es decir, que sea Él el Rey de tu casa física; que cada rincón de ese
espacio, que Él diga yo soy el dueño, porque tú, así lo proclamas. Pero
también, que tome posesión de tu familia, que tome posesión de tu hogar, que
tome posesión del corazón de las personas que tu amas, para que Él se
manifieste con el poder que transforma todo, con el poder que hace nuevas todas
las cosas. Confío en Él, espero en Él y creo en Él, y para Él el honor y la
gloria, hoy y siempre, y todos los días.
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Hoy quisiera revisar el
manifestarse de otro personaje, tu sabes
que ayer hablábamos de Juan, el hermano de Santiago los hijos del
Zebedeo, los hijos del trueno y también de la samaritana.
Hoy quiero pensar en el
capítulo 9 del evangelio de Juan, es “el ciego de nacimiento,” ¿Te acuerdas?
Sin duda creo que ésta, también es una catequesis bautismal; una catequesis
bautismal dominada desde la contraposición entre luz y sombras.
Para mi es fundamental entender
este relato como un itinerio bautismal, es una catequesis con la cual se
preparaba a los que iban a vivir el momento de dar el paso fundamental, en el
bautismo.
Ustedes saben y lo tienen
bien claro, que nosotros al pensar en personajes, lo que queremos es ver sus
actitudes y comprendiendo sus actitudes, queremos nosotros vivir a la manera de
Jesús, a la manera del Maestro.
Si tu revisas el texto nos
muestra un proceso de fe, el ciego de nacimiento va desde decir ese hombre, hasta decir Mi Señor, pasando por
profeta; es decir, hay itinerario, un proceso de descubrimiento de Jesús en su
vida, del descubrimiento de la relación que quiere establecer con Jesús.
1.- Deja claro que él es (insisto
para que no lo olvidemos) un hombre. Así lo descubre, y cuando le pregunta dice
ese hombre. Es decir, el primer descubrimiento, de la persona de Jesús pasa por
allí, por entenderlo como uno de nosotros, por entenderlo como uno, nacido de
mujer, como uno que quiere relacionarse con nosotros y que quiere ser nuestro
amigo. De hecho, en el capítulo 15 del evangelio de Juan, nos llama amigos.
Oigan, maravilloso, Él se
presenta entonces como ese hombre, que irrumpe en la vida de este ciego de
nacimiento y le da la vista.
2.- El segundo proceso,
cuando lo vienen a presionar, cuando le vienen a cuestionar más, él dice que es
un profeta. “¿Y tú quién dices que es?” Ese un profeta; es decir es un hombre
especial, es un hombre que habla en nombre de Dios, es un hombre que está
llamado por Dios a anunciar y a denunciar. Y entonces ya hay una profundidad en
la relación con Jesús, ya no solo se queda en la superficie de lo que ve, un
hombre, sino que va un poco más y trata de entender el ministerio de Jesús, la
acción de Jesús, las razones que Jesús tiene para liberarlo y dice claramente
“Es que es un profeta.”
3.- Pero luego y esto es
importante, más adelante termina llamándolo Señor y postrándose ante Él que es
el culmen del proceso.
Llamarlo mi Señor, mi Dios,
el Dueño de mi vida. La palabra Kýrios, aquí tiene el sentido de Dios, aquí
tiene el sentido de Él es la Presencia visible de nuestro Dios, de Nuestro
Señor, de ese que se reveló como el que nos liberó de Egipto, como ese que se
reveló como el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob.
Insisto, va todo el
proceso, de hombre, profeta, a llamarlo Señor. Hoy quisiera que tú y yo
pudiéramos entender ese proceso, hoy quisiera que tú y yo pudiéramos captar la
dinámica de ese proceso, porque es la dinámica de fe. Tal vez lo que nos hace
falta es leer los evangelios y encontrarnos con ese Jesús, hijo de María, como
lo llama y presenta el evangelio de Marcos, y entonces nosotros vivir, y
reflexionar en torno a esa humanidad seductora siempre, a esa humanidad que nos
llama, que nos jala y muchos no se encuentran con Él, porque no le entran en el
evangelio y lo descubren como ese hombre. En el evangelio de Marcos está claro,
tiene todas las características de los hombres, siente hambre, se cansa, hasta
se indigna con los demás; dice que una mirada de indignación cuando está en la
sinagoga. Oye, tenemos que entrarle a eso.
Pero segundo, que leer ahí
el evangelio nos lleve a descubrir que es especial, que no es como Mario, que
no es como Felipe, que no es como Alberto; que es especial, que habla en nombre
de Dios, que descubre los secretos profundos del corazón, que muestra entre los
entresijos de la vida, el sentido y que entonces podamos declararlo profeta,
hasta que podamos llegar a verlo derrotar el mal, vencer el mal sanando a los
que están enfermos, liberando del mal a los que están esclavizados; y entonces,
de rodilla como el leproso que se postró, como el joven rico que se postró o
con las palabras del centurión, podamos decir es el Hijo de Dios, es mi Señor,
es el Dueño de mi vida, es el que todo lo puede, el que todo lo hace.
A veces creo, que las
dificultades y las frialdades que tenemos hoy en los procesos de fe,
corresponde con que no se ha vivido ese proceso. Corresponde en que lo ponen
enseguida de Señor y la gente no tiene tiempo a hacer el proceso y a
descubrirlo como tal, y a vivirlo como tal. Si yo te digo que es mi Señor, si
yo te digo que es mi Dueño, si yo te digo que es el Poderoso, es porque lo he
experimentado, es porque lo he sentido, es porque lo he sabido en mi vida, es
porque definitivamente lo he podido palpar en mi existencia.
Bendito sea Dios, alabado y
glorificado sea Dios que no me deja, que no me abandona y que está
manifestándose con su poder en mi vida, sanando toda enfermedad, liberándome de
todo mal e impulsándome a vivir haciendo el bien
Hoy te invito a que vuelvas
a leer el capítulo 9 del evangelio de Juan, hoy te invito a que lo vuelvas a
leer y que leyéndolo, tu vuelvas a vivir ese proceso de fe porque al fin y al
cabo eso es lo que nos quiere comunicar, como hay un proceso de fe, de hombre,
profeta y Señor. Así lo vive este hombre ciego de nacimiento que va a recobrar
la vista por la acción de Jesús.
ː̗̀†ː̖́ “Señor te amo. Señor, confío en Ti. Señor, creo en Ti.
Señor, espero en Ti. Tú lo eres todo y
para Ti Señor, la gloria y el honor y el poder. Bendito seas, alabado seas,
glorificado seas Tú, que lo haces todo y lo puedes todo y yo confío en Ti, creo en Ti y espero en Ti.”
Pbro.
Alberto Linero.
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Bibliografía: Santa Biblia - Juan 9, 1 - 12
Para escuchar
el audio de éste día 29 de septiembre con la reflexión, he aquí el enlace para ello: https://drive.google.com/file/d/0B4V8rL5UAbhRYzB4T0FXYUJHV0t5eG5nbEtZQjNFQmZHZk9J/view?usp=sharing
El Padre los bendiga, les proteja del maligno, los ayude a comprender su
Palabra y conceda la salud del cuerpo y del espíritu. Feliz y bendecida
jornada.☺
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